El Estímulo
Alejandro Ramírez Morón

8 de agosto de 2022

La emergencia humanitaria compleja se suma a los múltiples factores que explican el incremento de la tasa de suicidios en el país. El Observatorio Venezolano de la Violencia nos ayuda a entender algunas pistas para entender el problema.

Pocas cosas hay tan dolorosas en la vida como un suicidio. El próximo 10 de septiembre se celebra en todo el mundo el Día Mundial de la Prevención del Suicidio. En Venezuela, se trata de un fenómeno social que viene en ascenso.

La data más reciente de la cual se dispone en el país –pues no hay cifras oficiales- es el “Informe Anual 2021 de Violencia Autoinfligida”, levantado por el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV). Gustavo Páez es geógrafo, especialista en Análisis Demográfico, y Magister en Ordenación del Territorio y Ambiente. Está al frente del capítulo Mérida del OVV. El Estímulo revisó con el profesor Páez este tema tan sensible.

-Durante 2021 se identificaron 340 casos de presuntos suicidios en todo el territorio nacional. En 2020 se conocieron 306, lo que marca una tendencia de aumento en el número de hechos conocidos en relación al año pasado (11,1%). ¿Por qué motivos esto es así?

-Lo primero que hay que acotar es que estas cifras que contabilizamos provienen de medios de comunicación de todos los estados del país y de informantes clave, por lo que es de esperar un importante subregistro. Por diferentes razones o motivos, en los medios no van a salir reseñados todos los casos que acontecen en la realidad, ni los informantes van a lograr conocer todos los casos que ocurran en sus respectivas regiones.

Esto lleva a mirar con cuidado las cifras. Esos valores solo reflejan los casos que logran ser conocidos por la sociedad a través de esas dos fuentes indicadas.

Sin embargo, el aparente aumento de esas cifras, para nosotros en el OVV es un reflejo de lo que nuestras estimaciones de las tasas de muertes por suicidio ya habían revelado en el primer estudio que culminamos en 2020. Es decir, que en Venezuela es muy probable que las cifras de suicidios se estén incrementando producto de la emergencia humanitaria compleja que se vive desde aproximadamente 2014 hasta nuestros días, a la cual, desde marzo de 2020, se le sumó la pandemia y todos sus impactos asociados, combinación que podría haber agravado la situación en muchos hogares venezolanos y llevado a más individuos de diferentes edades a atentar contra sus vidas.

-Llama la atención el incremento en entidades como Mérida (de 18 en 2020 a 45 casos en 2021), Guárico (17 a 38) y Delta Amacuro (de 1 a 9), en ese orden de importancia. El caso de Mérida es emblemático. ¿Se han determinado las razones de por qué Mérida históricamente suele encabezar esta lista?

-Como se conoce, el suicidio es una causa de muerte multifactorial. Detrás de cada caso existen múltiples factores que podrían combinarse para conducir a una persona a atentar contra su vida. Por supuesto, las muertes por suicidio en merideños no son la excepción.

Seguimos afinando el estudio de los diferentes factores que podrían explicar por qué Mérida durante décadas se ha ubicado en el primer lugar como el territorio con la mayor tasa de Venezuela. En el OVV somos de la opinión de que los factores de riesgo de suicidios, en cualquier parte del mundo, no pueden ser vistos como una receta. Muchos factores pueden estar presentes en diferentes sociedades, pero su comportamiento y peso específico en tiempo y espacio puede ser diferencial. Esto lleva a decir que en el pasado, en Mérida se conjugaron un conjunto de factores que hoy en día probablemente unos persisten y otros se agravaron, mientras otros quizás se han atenuado, al mismo tiempo que otro número podría haber aparecido producto de la emergencia y luego con la suma de la pandemia.

En el estado Mérida entre los años 60, 70, 80, 90 incluso hasta la primera década de los años 2000, coexistió una realidad urbana y una rural que llevó a esta entidad andina a mostrar esa importancia en la tasa de muertes por suicidio.

En la urbana, la Universidad de Los Andes jugó un papel fundamental como polo de atracción de muchas personas jóvenes (estudiantes de diferentes municipios de la entidad y de diferentes estados del país, incluso del extranjero) y adultos jóvenes buscando empleo como profesores, empleados u obreros. Cierto número de estas personas estuvieron expuestos durante años a diversos factores de riesgo de suicidio, por lo que un conjunto dado atentó contra su vida y consumó el suicidio. Eso para nosotros generó, entre otras cosas, muchas familias con antecedentes de muertes de familiares por esta causa, el cual es un factor de riesgo importante y que seguramente ocasionó una fuerte marca en muchos hogares.

La realidad rural que coexistió con esa urbana estuvo marcada por otros factores. En entrevistas realizadas a médicos comunitarios de zonas rurales y a psicólogos y psiquiatras merideños, han señalado que entre los factores más destacados se encuentran el estilo emocional del merideño del ámbito rural, lo que se refiere a la manera como estas personas pueden reaccionar ante los acontecimientos que tienen un significado afectivo, que viene a ser el efecto conjunto de los genes del individuo y del entorno donde se desenvuelve. En otros términos, lo precedente se refiere a la personalidad e incluso cultura del merideño rural, vinculados estos aspectos con la dificultad para expresar los sentimientos negativos.

Otro elemento identificado en el ámbito rural es la endogamia, la cual se practica con frecuencia en estas zonas y puede tener alguna relación con la aparición recurrente de casos de perturbaciones mentales. La esquizofrenia o la bipolaridad, son ejemplos de esas patologías que pueden ser heredadas a los descendientes. Asimismo, algunos profesionales señalan que en experiencias de campo han observado un importante número de individuos (sobre todo niños) que padecen trastornos como el autismo y déficit intelectual, que son trastornos del neurodesarrollo y que pueden estar relacionados con autolesiones o autoagresiones.

A todo lo anterior, se le adiciona la aparente frecuencia con la que se presenta la depresión también como trastorno mental. Diversas investigaciones desarrolladas en el mundo (Canadá, China, Costa Rica, EE.UU, España, Irán, México, Paraguay, entre otros) han logrado establecer una posible relación entre distintos trastornos mentales, la intoxicación por agroquímicos (empleados en las zonas rurales de Mérida especializadas en agricultura vegetal) y la exposición prolongada a estos productos. Otros estudios han logrado revelar la aparente correlación existente entre el uso de agroquímicos, la aparición frecuente de trastornos mentales, ideación suicida y la ocurrencia de suicidios. De manera que esto podría ser una realidad no diagnosticada en el espacio rural de Mérida.

A todos estos factores, por un lado, se suma también el consumo de alcohol como sustancia psicoactiva y elemento predisponente a conductas agresivas, impulsivas y que puede agravar situaciones de estados depresivos. El alcohol guarda relación con muchos casos de intentos de suicidio o de suicidios consumados, y que según lo indagado, tiene fuerte presencia en las zonas rurales de la entidad. Y por otro lado, se suma el uso de agroquímicos como método de suicidio a través de su ingesta.

-Según el informe del OVV es notorio que los hombres continúan siendo las principales víctimas de muertes por suicidio en una proporción 78,5% versus 21,5% en relación a las mujeres, con un leve incremento en ellas. ¿Por qué?

-Esta es una tendencia que hemos detectado en los últimos años. Planteamos como hipótesis que quizás muchas mujeres que están quedando como cabezas de hogar o jefes de familia (sobre todo por migración hacia el extranjero de sus parejas, en otros casos porque sus parejas han fallecido por las mayores probabilidades de muerte de los hombres), son las que están afrontando en el país múltiples tensiones asociadas a la emergencia y luego las ocasionadas por la suma de la pandemia. Esas fuertes tensiones, y diversos problemas que estarían enfrentando, pudiesen ser razones que están agravando la actuación de ciertos factores de riesgo sobre ese subgrupo de población. La ENCOVI ha demostrado de forma sistemática que la mayoría de los venezolanos que han migrado hacia el extranjero son del sexo masculino, aumentando la jefatura en el hogar de las mujeres.

-En 2021 los adultos incrementaron su peso en la lista de víctimas a 56,8% y los adolescentes (que ocupaban el tercer lugar al año 2020 en conjunto con los jóvenes de 18 a 24 años) pasaron al segundo puesto con 12,8%, desplazando a los adultos mayores al tercer lugar (11,7%). ¿Por qué los jóvenes se suicidaron más en 2021?

-Esta es otra tendencia que hemos notado en los últimos años, con mayor fuerza entre 2020 y 2021. De nuevo es probable que la combinación de la pandemia y la emergencia esté ocasionando estragos en la juventud venezolana. Entre los principales factores que hemos logrado identificar se encuentran: manejo inadecuado de las emociones, impulsividad e irritabilidad; disfuncionalidad familiar grave, con ausencia o poca comunicación entre padres e hijos (relaciones con poca reciprocidad), presencia de padres muy autoritarios, ausencia de padres; presencia de sentimientos negativos (tristeza, incertidumbre, minusvalía, inutilidad, tormento por el aislamiento); casos de depresión; poca comunicación entre pares por lo general por algún estigma o bullying; consumo de sustancias (alcohol y/o drogas) entre adolescentes o en el seno familiar; ruptura de la estructura familiar por migración de padres hacia el extranjero; interrupción de actividades extracurriculares por motivos económicos; cambio de planteles educativos donde cursaban estudios (separación entre amigos y ruptura con el ambiente institucional acostumbrado); adicción al internet y redes sociales; problemas o conflictos familiares o con su cuidador.

También la existencia de una cultura violenta como producto del entorno económico-social; rupturas sentimentales (en adolescentes del sexo masculino), discusiones principalmente con las madres (en adolescentes del sexo femenino), entre otros.

-Otra propensión que salta a relucir es que los niños y niñas (0-11 años), a pesar de mantenerse en el último lugar en ambos años, en 2021 aumentaron su presencia en la lista de 1,7 a 3,4%. ¿Qué está pasando en este caso?

-Los factores que mencioné en la respuesta anterior son válidos para niños, niñas y adolescentes. Debo agregar que nos llama la atención que también hemos detectado que las niñas y las adolescentes en momentos superan en casos a los varones.

Es probable que tenga mucho que ver en este resultado, entre otros factores de riesgo, el incremento de casos de violencia intrafamiliar, de género y sexual, teniendo como principal víctima al sexo femenino en aquellas subpoblaciones vulnerables.

El aumento de esos tipos de violencia ha sido identificado en todas las regiones donde el OVV actualmente cuenta con una sede regional (en 15 entidades del país). Es así como también la violencia sexual, de género y estructural ha sido reconocida entre los principales factores de riesgo de violencia autoinfligida en informes de organismos internacionales como la OMS.

-El tipo de método más empleado para consumar el suicidio sigue siendo el ahorcamiento en 60,0% de los casos donde se conoció esa variable. Le siguen en importancia dispararse con arma de fuego (13,3%), envenenarse (11,6%) y lanzarse de un lugar elevado (11,2%). ¿Cuáles son las razones para que el ahorcamiento esté en primer lugar?

-En América Latina y el Caribe, y en términos generales en el mundo, el método más utilizado es el ahorcamiento, aunque en Venezuela hemos visto cierto incremento en el empleo de ese método. El hecho de que este método sea el más utilizado y que quizás muestre un aumento su uso (siendo uno de los más letales), puede ser indicativo de dos situaciones: en primer lugar, de decisiones muy impulsivas y fatales que se están dando cada vez con más frecuencia en la población; luego, quizás es el resultado cada vez más recurrente de decisiones premeditadas y “seguras” para alcanzar el objetivo planteado de quitarse la vida o de acabar con el sufrimiento padecido.

-En 2021, según las noticias, en 45,8% de los 168 casos estuvo presente la depresión, luego las disputas sentimentales (22,6%), después los conflictos intrafamiliares (11,9%) y otros tipos de móviles en el restante 19,7%. ¿Qué tan importante es la depresión como móvil de un suicidio?

-La depresión, diagnosticada por los especialistas en la materia como trastorno mental, es uno de los tantos factores de riesgo asociados al suicidio. Sin embargo, es bueno aclarar que existe un mito en torno a este aspecto: “las personas que padecen de un trastorno mental, como por ejemplo la depresión, se suicidan”.

Hay que aclarar que eso no es cierto. El comportamiento suicida indica una infelicidad profunda, pero no necesariamente un trastorno mental. Muchas personas que viven con trastornos mentales no son afectadas por el comportamiento suicida, y no todas las personas que se quitan la vida tienen un trastorno mental.

Estudios han demostrado que solo entre 15% y 20% de las personas que padecen depresión como trastorno, pueden intentar un suicidio, sobre todo cuando son mayores, viven solas y han intentado suicidarse con anterioridad. Otras investigaciones han determinado que la inmensa mayoría de individuos con problemas clínicos ni se suicidan, ni intentan suicidarse.

-Algunos tips de la OMS: ¿Cómo puede ayudar a alguien que está pensando en quitarse la vida? Escuche sin juzgar y preste su apoyo. Hablar sobre los pensamientos relacionados con quitarse la vida no causa suicidio; anímele a buscar ayuda de un profesional; quédese con la persona si cree que está en peligro inmediato (e inminente). ¿Cómo pueden tomarse medidas para mitigar la incidencia de este flagelo?

-Tal y como lo señala la OMS, el tema del suicidio es corresponsabilidad de todos, familiares, amigos, vecinos y la sociedad en general, además del papel fundamental que puede jugar el Estado en el diseño y ejecución de políticas públicas. Todos podemos contribuir en su prevención. Por ejemplo, los familiares, amigos o vecinos, al estar sensibilizados y educados frente el suicidio, podrían ayudar a un individuo que muestre algún tipo de comportamiento suicida.

Por su part, el Estado puede contribuir mucho generando y publicando cifras lo más actualizadas posible sobre muertes por suicidio desagregadas según sexo, edad y lugar de ocurrencia para identificar grupos vulnerables.

Además, el Estado puede poner en marcha campañas de educación frente al suicidio con enfoque preventivo, crear una línea de atención telefónica profesional (psicólogos y psiquiatras) gratuita para personas que lo requieran, destinar más recursos para la atención de la salud mental de la población a través de la red nacional de establecimientos de salud pública, entre otras acciones.

-La educación es fundamental en la prevención. Es necesario conversar y educar sobre el tema de los suicidios, según consta en el informe. ¿Educar de qué manera?

-Este aspecto se refiere a educar en relación a los diferentes factores de riesgo asociados a la muerte por suicidio y de los diferentes factores de protección existentes, que son los que coadyuvan a contrarrestar a los de riesgo. Y dentro de estos últimos sobre el rol de la familia como uno de los factores de protección más importantes; así como educar en lo concerniente a los indicios, señales o comportamientos de las personas ante posibles hechos suicidas. También educar significa hablar sobre las recomendaciones que se pueden poner en práctica al estar con una persona con depresión, tristeza, o que manifieste ideación suicida o que demuestre comportamientos relacionados con suicidio; y sobre conversar los mitos que giran en torno a estas muertes. Conocer todos estos aspectos podría marcar la diferencia en la ocurrencia -o no- de un hecho suicida en un momento dado.

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