Prensa OVV Mérida

Luego de revisar los datos específicos sobre el tipo de victimarios que comenten delitos en el estado Mérida, el OVV regional determinó que se mantiene la tendencia -desde el año 2021- de que este protagonismo agresor lo ejerzan familiares y conocidos de las víctimas. La delincuencia común fue desplazada al segundo lugar.

Para ingrata sorpresa de las víctimas de distintos delitos, el rostro de sus agresores suele ser muy conocido, incluso familiar.

Al menos esa es la tendencia que viene registrando el Observatorio Venezolano de Violencia en Mérida (OVV Mérida), en esta entidad andina, tras poner la lupa en el dato específico relacionado con el tipo de victimario o, lo que es lo mismo, sobre quiénes suelen ser los ejecutores de los delitos.

Así, en lo que va de año 2023 -más concretamente de enero hasta la primera semana de agosto- se han documentado 60 delitos de violencia interpersonal cometidos en Mérida donde se conoció el tipo de victimario que consumó la transgresión. Según lo que revelan los datos “hay una tendencia importante a destacar, durante ese lapso observado, que los victimarios familiares y conocidos de las víctimas desplazaron al segundo puesto a los delincuentes comunes”, detalla en su informe el OVV Mérida.

La evidencia de esta tendencia la corroboraron los investigadores del Observatorio tras analizar la información que proviene del monitoreo de los medios de comunicación que comparten sus informaciones en el escenario público.

El particular rasgo de que los victimarios familiares y conocidos de víctimas de violencia interpersonal ocupen el primer lugar (y que tal tendencia se venga observando en los últimos años) puede encontrar su explicación, según el estudio del OVV Mérida, “en el aumento que hemos detectado en los últimos tiempos (2020-agosto 2023) de la violencia intrafamiliar, de género, sexual y contra niños, niñas y adolescentes (NNA)”.

Por otro lado, el ascenso de los victimarios familiares y conocidos, irrumpe a la par de la reducción del porcentaje de delitos que ejecuta el hampa común.

Al respecto, en el informe se explica que “la delincuencia común al parecer -y hasta el momento- sigue perdiendo peso en la entidad, por diferentes razones que ya hemos abordado en otros momentos: migración de delincuentes al extranjero o que han ‘migrado᾿ al crimen organizado donde se enfilan a cometer otros tipos de delitos más lucrativos que el robo: tráfico de drogas, trata de personas, extorsión, entre otros; desmantelamiento de bandas delincuenciales de parte de cuerpos de seguridad del Estado y muertes de delincuentes en enfrentamientos con funcionarios de estos organismos”.

Porcentaje combinado

Retomando sobre lo encontrado en la revisión de los medios y lo que muestra este 2023 (hasta inicios de agosto), según el OVV Mérida resaltan dos tipos de victimarios: los familiares o conocidos de las víctimas y los delincuentes comunes. “Ambas categorías concentran 90% del total de delitos documentados. Esta es una tendencia creciente detectada al menos desde 2021, cuando en ese año los aludidos victimarios concentraron 86% de los delitos registrados, mientras que en 2022 ese valor subió a 87%”, exponen los investigadores sobre las cifras.

Se resume en el informe que desde 2021 y hasta la primera semana de agosto: “el 87,1% de los delitos de violencia interpersonal que hemos logrado documentar por los medios, fueron perpetrados por aquellos victimarios (familiares o conocidos de las víctimas y los delincuentes comunes)”.

Detrás del anterior porcentaje se debe reconocer la existencia de algunas especificidades que permiten observar las características de lo que pudiera denominarse “el rostro de los agresores”. El primer elemento es que, en efecto, tal como se apunta en el documento, los delitos cometidos por familiares y conocidos de las víctimas aumentaron en valores porcentuales aun cuando en términos absolutos de casos más o menos se ha mantenido alrededor de 58 casos por año.

El segundo aspecto -aclara el informe- “es que los delitos perpetrados por la delincuencia común descendieron entre 2021-2022 en número (63 en 2021, 42 en 2022, 26 en lo que va de año con “pronóstico” a cerrar con más de 50 casos en diciembre) y en porcentaje de importancia (44,4% en 2021, 36,2% en 2022, 43,3% en lo que va de año con “pronóstico” a cerrar alrededor de 45% en diciembre); sin embargo, en lo que va de año, han tendido a subir un poco como consecuencia principalmente de la consumación de robos, los que han tendido a aumentar un poco en la entidad en lo que va de año”.

Agresión puertas adentro

Desde otra perspectiva, el estudio del OVV Mérida indica que entre los delitos que con mayor frecuencia cometen familiares y conocidos de víctimas se encuentran: las agresiones en primer lugar con 34,2% (asociadas principalmente a violencia intrafamiliar, de género, sexual y contra NNA); luego le siguen los homicidios intencionales con 22,6% (dentro de estos se han cometido femicidios, asesinatos de niños/niñas y asesinatos en riñas) y en tercer puesto los delitos de naturaleza sexual (violaciones y otras agresiones sexuales) con 26%. El restante porcentaje (17,1%) lo representan los delitos de tentativa de homicidio, amenazas de muerte/agresión, extorsión, secuestro y robos.

Un dato revelador es que dentro de los victimarios familiares y conocidos se logró precisar en detalle el vínculo con sus víctimas. Al respecto el informe evidencia que el 27,4% de los delitos fueron cometidos por parejas o exparejas, donde casi en la totalidad de los casos se trató de hombres victimarios y unos pocos casos de mujeres agresoras. La agresiones y luego los homicidios intencionales son los delitos que más cometen.

Luego de las parejas o exparejas, le siguen en importancia otros parientes consanguíneos de la víctima (26,7%). “En este caso la consumación de delitos es más variada: agresiones, homicidios intencionales, amenazas de muerte/agresión y violaciones sexuales. Los principales transgresores son hombres: tíos, hermanos, primos, entre otros, pero también se han contabilizado casos donde las victimarias son mujeres madres o madrastras de las víctimas”, explica el informe.

Después salen a relucir otros transgresores conocidos por la víctima con 21,2%, cuyos principales delitos son agresiones y actos lascivos.

El restante porcentaje (24,7%), evidenciado en los datos recabados, se corresponde con otro variado tipo de victimarios (en el siguiente orden de importancia: padre o padrastro, otro miembro del hogar, vecino o amigo) que se vinculan con la víctima y que perpetran diferentes delitos pero principalmente transgresiones de naturaleza sexual (violaciones sexuales y otras agresiones sexuales).

¿Y los delincuentes comunes?

Aunque la atención principal de estos nuevos datos compartidos por el OVV Mérida reposa en las preocupantes revelaciones sobre el rol destacado que tienen los victimarios familiares y conocidos de las víctimas, la delincuencia común no ha dejado de marcar su huella en el escenario de la violencia interpersonal.

Al respecto, el principal delito que consuman los delincuentes comunes es el robo (56,5%) en todo el período observado. Luego le sigue en significancia las amenazas de muerte/agresión (17,6%) y las agresiones propiamente (16%), delitos que se conectan con el primero porque en muchos casos se dan al momento de la perpetración del robo. También se vinculan con los delitos de extorsión y secuestro. Por su parte, la consumación de homicidios intencionales e intentos de homicidio intencionales de parte de estos victimarios, muestra una vez más una caída progresiva que, tal como ya lo han señalado varias publicaciones anteriores expuestas por el OVV Mérida, es una propensión que se mantiene.

Finalmente, como es costumbre, el informe del OVV Mérida cierra recalcando que al provenir estas cifras del monitoreo que se realiza de forma mensual a los medios de comunicación -en ausencia de estadísticas públicas- se presenta un subregistro difícil de estimar, de manera que son sólo un número de casos que logran ser conocidos por la sociedad a través de esta fuente. Ello significa que es muy probable que en la realidad acontezcan más transgresiones perpetradas tanto por familiares y conocidos como por la delincuencia común.