Primicia
Yamilet Pinto
04/09/2021
El suicidio, según la OMS, es “todo hecho por el que un individuo se causa a sí mismo una lesión, cualquiera que sea el grado de intención letal y de conocimiento del verdadero móvil”.
Cuando una persona tiene ideas suicidas, es necesario no desestimarlas, pasarlas por alto u obviarlas. El aumento de las cifras en el mundo, y muy especialmente en Venezuela, de casos consumados o de intentos de suicidio, encienden las alarmas y deben ser escuchadas y atendidas con toda la conciencia que el caso requiere.
No podemos seguir manteniendo el tema como un tabú, una vergüenza o un errado criterio de que, si hablamos de ello, lo impulsamos o motivamos.
Al contrario, al enfrentar el tema, dejaremos de temerle y enfrentaremos los factores de riesgo, entenderemos sus señales y podremos, conscientemente, contribuir a reducir las alarmantes y crecientes cifras.
En Venezuela, según el Observatorio Venezolano de Violencia, la ciudad de Mérida, entre enero y mayo de 2021, encabezó la lista de entidades que en el país cuenta con la mayor cifra de casos consumados, registrando un aumento de 9 casos más que en el mismo lapso del año pasado, alcanzando una cifra de 16 muertes.
Por lo que es urgente realizar una campaña que vaya dirigida a la prevención de este flagelo social que afecta emocional y profundamente a por lo menos seis personas por caso, de acuerdo a cifras de la Confederación de Salud Mental de España.
El 69 % de los casos consumados, en Venezuela, se concentran en la población masculina. El 50 % se encuentra entre los 30 y 64 años y el 30 % corresponde a personas mayores de 65 años.
Lo cual evidencia que, aunque los casos de niños, adolescentes y mujeres han aumentado, los hombres y las personas adultas mantienen la tendencia de los primeros lugares.
Psicoeducación, clave para prevenir el suicidio
Internacionalmente, la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio, en colaboración con la Organización Mundial de la Salud, desde el 2003, se ha encargado de promover cada 10 de septiembre, la prevención del Suicidio, declarando esta fecha como el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, para lo cual es necesario un proceso Psicoeducativo que permita a las familias atender oportunamente las señales de alerta que envían las posibles víctimas, además de conocer las causas y principales métodos que utilizan las personas.
El suicidio, según la OMS, es “todo hecho por el que un individuo se causa a sí mismo una lesión, cualquiera que sea el grado de intención letal y de conocimiento del verdadero móvil”, por lo que un acto suicida o una tentativa de suicidio es igualmente un hecho que debemos atender.
La pregunta que es necesario hacernos es: ¿qué podría estar llevando a una persona a pensar en el suicidio o consumarlo?, ¿qué está detrás de ese acto? Son múltiples los factores que están detrás de esta decisión.
Un primer elemento que se ha de poner atención, independientemente de la edad, es al estado emocional del suicida. En este sentido, la desesperanza está considerada como una de las sensaciones básicas de esta conducta, ya que se identifica con un profundo e intenso sufrimiento emocional que afecta a la persona y la hacen percibir su realidad como imposible de cambiar, aunque haga lo que haga.
Cuando se trata de niños y adolescentes, son factores a cuidar: los trastornos y enfermedades mentales propios y de la familia, la pérdida de seres queridos, la depresión mayor, el aislamiento social, el abuso sexual, de sustancias y de alcohol, el maltrato físico y emocional.
Factores que, aunque están presente en todas las edades, afectan significativamente a esta población, a la cual se agregaría como causa el bullying social, escolar o virtual.
Cuando se trata de adultos, hombres y mujeres, además de lo anterior, influyen las relaciones interpersonales, especialmente las relaciones de pareja, la infidelidad no superada, la violencia intrafamiliar, la pérdida del trabajo y del estatus económico, la seguridad social.
En el caso de los adultos mayores, la pérdida de la independencia personal, la soledad, el aislamiento y la soledad, el abandono de la familia o la muerte de la pareja.
En cuanto a las señales que debemos estar alerta, se encuentran:
- La expresión verbal de crisis emocional extrema, desesperanza, tristeza o depresión: “No sé que hago viva (o)”, “Esto no lo soportaré”, “Voy a acabar con esto de una vez”, “Un día de estos lo haré”.
- Aislamiento, silencio y retraimiento extremo personal. No quiere salir, ni ver ni hablar con nadie.
- Enviar mensajes de despedida definitiva, bien por las redes sociales o por cualquier otro medio.
- Hacer intentos autodestructivos, que muchas veces se consideran “normales” en adolescentes.
- Abuso excesivo de drogas, alcohol o medicinas.
- Búsqueda de medios para concretar el acto: adquisición de armas de fuego, mecates, veneno.
- Cambios imprevistos e inesperados en la rutina personal.
Estas y cualquier otra señal, deben ser atendidas y enfrentadas con preguntas concretas: ¿A qué te refieres con…? ¿Qué estas pensando? ¿Qué vas a hacer un día de estos?
No tengamos miedo de hacer estas preguntas. De seguro estaremos ayudando. Si está sufriendo una crisis o tiene pensamientos suicidas, o si una persona que conoces está en crisis, no dudes en buscar ayuda profesional. Juntos podremos contribuir a evitarlo.
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