Prensa OVV Zulia

La violencia contra niños, niñas, adolescentes y jóvenes (NNAJ) está presentando un nuevo rostro en el Zulia. Esta vez, a través de la “prostitución infantil” que se ha asomado como una amenaza durante el primer semestre de 2022. Los medios de comunicación en la región zuliana, desde el mes de enero de este año, han reportado la existencia de redes que explotan sexualmente a personas de estos grupos etarios.

Según Jorge Govea Cabrera, coordinador del Observatorio Venezolano de Violencia del estado Zulia (OVV Zulia), lamentablemente los NNAJ son considerados por grupos delincuenciales como una mercancía que venden o facilitan sus victimarios. “Estamos en presencia de un delito grave contra los NNAJ que residen en nuestro estado y probablemente en muchos otros puntos y lugares del país”, enfatizó.

NNAJ no se prostituyen, son prostituidos

Generalmente las noticias sobre este tema se publican con el título de prostitución infantil y juvenil. Esto amerita algunas precisiones de orden conceptual. Para Govea Cabrera es inapropiado hablar en esos términos cuando se trata de este tipo de violencia sexual, pues los NNAJ no se prostituyen por decisión propia, todo lo contrario, son inducidos, bajo amenaza o promesa de pago, a mantener relaciones sexuales a cambio de dinero, productos alimenticios, ropas o regalos diversos. “En ese sentido, se han alzado muchas voces en el mundo contra el empleo de los términos “prostitución infantil y juvenil”, “corrupción de menores” y, más aún, “niña, niño, adolescente prostituta/o”, ya que podrían implicar que la niña, el niño o el adolescente ha dado su consentimiento para verse implicado en situaciones de prostitución o dar a entender que éstos comparten la responsabilidad de su propia explotación”, puntualizó el representante del OVV en el Zulia.

Agregó, que los NNAJ no están facultados por la edad y por su condición de vulnerabilidad a dar su consentimiento para participar en esos actos sexuales. Es decir, no existe ninguna justificación para utilizar a los NNAJ como artículos de índole sexual.

El Fondo Internacional de Emergencia de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) asume las recomendaciones presentadas en la Guía de Luxemburgo al momento de referirse al abuso y explotación sexual de NNAJ. Éste es un documento que fue elaborado durante varios años y finalmente aprobado el 28 de enero de 2016, por un Grupo de Trabajo Interinstitucional conformado por expertos de 18 organizaciones internacionales, liderado y coordinado por End Child Prostitution, Child Pornography and Taffiking of Children for Sexual Purposes (ECPAT). Traducido al español esta denominación significa: Terminar con la Prostitución Infantil, la Pornografía Infantil y el Tráfico de Niños con Fines Sexuales.

En esta guía se establece la directriz que en lugar de referirse a prostitución infantil se hable de “explotación sexual comercial de niñas, niños y adolescentes”. La razón que sustenta este planteamiento es que si se utiliza el término prostitución infantil la responsabilidad recae sobre las víctimas y no sobre los victimarios. Es decir, una niña, un niño o un adolescente nunca eligen dedicarse a la prostitución, sino que son víctimas de explotación sexual.

Señaló Govea Cabrera que en el OVV Zulia se suscribe totalmente este planteamiento, a la vez que tomó en consideración la Ley Orgánica de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, LOPNNA, de 2015, la cual establece varios artículos que dejan claro la protección que debe existir hacía NNA. Para Govea es importante resaltar, por ejemplo, el Artículo 32 que reza: “Todos los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a la integridad personal. Este derecho comprende la integridad física, síquica y moral”. Igualmente citó el Artículo 33 que establece: “Todos los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a ser protegidos y protegidas contra cualquier forma de abuso y explotación sexual”. Igualmente Govea refirió los artículos 34, 258 y 352 de la referida ley para dejar patente la responsabilidad que tiene, no sólo el Estado sino la familia de los niños, niñas y adolescentes de ser protegidos. “Como podemos ver claramente, el abuso y la explotación sexual de NNA es un delito. Que no le quede duda a nadie”, sentenció Govea Cabrera.

Factores de riesgo

El coordinador del OVV Zulia señaló además que existen diversos factores que deben observarse para determinar si los NNAJ están en riesgo de ser víctimas de violencia sexual en su modalidad de prostitución infantil o explotación sexual comercial. Entre ellos predominan el abandono, la desatención y el maltrato familiar. En estos casos las víctimas desarrollan su vida en la calle, incluso viven o duermen en zonas de alto riesgo, como el centro de la ciudad de Maracaibo y otras del estado.

Para Govea, las condiciones de pobreza o pobreza extrema pueden conducir a que algunos progenitores utilicen a sus hijas o hijos como una mercancía sexual. También el lugar de residencia es un indicador de alto riesgo.

Existen además casos en los cuales las NNAJ son secuestrados y obligados a satisfacer las necesidades sexuales de los adultos. Por supuesto, que también es un problema de género, pues las niñas y las adolescentes son más vulnerables y victimizadas.

¿Qué está pasando en el Zulia?

Hasta el momento se ha visto que la explotación sexual comercial trae como consecuencia que los NNAJ sean concebidos y tratados como mercancías puestas a la venta y quienes, dada su situación de fragilidad, no pueden defenderse.

En el Zulia, de acuerdo al seguimiento del equipo del OVV regional, la “prostitución infantil” ha ocupado los titulares de la prensa regional desde el mes de enero hasta junio de 2022. Las noticias revisadas -según Govea- apuntan a que existen en Maracaibo redes de explotación sexual infantil en sectores con altos índices de “vulnerabilidad económica”. Entre ellos destacan: Santa Rosa de Agua, La Curva de Molina, el Kilómetro 4 y el Mercado Las Pulgas.

En ese sentido, las noticias predominantes sobre este tema en la región muestran que los NNAJ del estado Zulia son sometidos a manipulación y obligados a prostituirse, bajo amenazas por parte de proxenetas y trabajadoras sexuales.

Agrega Govea Cabrera que llama la atención el hecho que presuntamente también los familiares cometen el delito de comercializar la sexualidad de los NNAJ. Se destaca la participación de progenitores y de abuelas, según lo refieren las noticias revisadas por el ORP-Zulia. Sumado a esto, también se tuvo información que una mujer adulta con discapacidad estaba siendo sometida a explotación sexual en este estado.

Recientemente se informó sobre el desmantelamiento de una banda que se encargaba de prostituir a NNAJ. Durante la acción, fueron detenidas veinticinco personas y rescatadas varias niñas, adolescentes y mujeres adultas. La detención se realizó en el mercado Las Pulgas de la ciudad de Maracaibo y estuvo a cargo del Cuerpo de Policía del Estado Zulia (CPEZ).

“Todo parece apuntar que más allá de estas redes delictivas, algunas familias también utilizan a los NNAJ para resolver sus problemas de índole económico, sin que las consecuencias de esta acción sean consideradas. Sobre todo porque se está en presencia de una mirada indolente de los organismos competentes y de un sector de la sociedad frente a la explotación sexual de los NNAJ en el estado Zulia”, explicó el coordinador del OVV Zulia.

La comercialización de la sexualidad de este grupo vulnerable o la “prostitución infantil y juvenil” es un delito y un problema social que afecta al Zulia, que una vez más muestra el predominio masculino como conductor de estas redes de prostitución. Sin embargo, Jorge Govea señala que es necesario hacer dos aclaratorias. La primera es que en esas redes de prostitución infantil están participando mujeres. De hecho, el OVV Zulia, apoyándose en los casos reseñados por la prensa en el primer semestre de este año determinó que del 100% de las personas involucradas en estos actos delictivos y que fueron detenidos por los cuerpos policiales en el estado, 40% corresponde al sexo femenino, mientras que el 60% pertenece al sexo masculino. La segunda apunta, que la crisis humanitaria compleja que atraviesa el país parece estar conduciendo a algunas familias a someter, dominar y utilizar a sus NNAJ como una fuente vergonzosa y delictiva de recursos para la manutención de la familia.

El problema en cifras

De acuerdo a la información publicada en los distintos medios de comunicación de la región y recopiladas por el Observatorio Regional de Prensa, se logró extraer y consolidar cifras correspondientes al primer semestre del 2022, donde queda reflejado abiertamente este fenómeno de la explotación sexual de NNAJ en el Zulia.

DE ACUERDO CON EL VÍNCULO ENTRE VÍCTIMA Y VICTIMARIO

Familiar o Conocido5*55.5%
Red de Prostitución333.3%
NI (No informa)111.1%
*Se refiere a una abuela, una mamá, un novio y dos vecinas

DE ACUERDO CON EL SEXO DE LOS VICTIMARIOS

Hombres4260%
Mujeres2840%

DE ACUERDO CON LAS EDADES DE LAS VÍCTIMAS

Niñas (0-11)11.7%
Adolescentes femeninas (12-17 años)5490%
Jóvenes (18-24 años)11.7%
NI46.7%
Total de víctimas60 

Al explicar las cifras, Govea señaló que los datos expresan que de las 60 víctimas, 54, es decir el 90%, son adolescentes de sexo femenino, con lo cual se está en presencia de un problema de violencia y explotación sexual, vinculados al género.

Consecuencias de la comercialización sexual de NNAJ

En opinión del coordinador del Observatorio Venezolano de Violencia en el Zulia, el estar atrapado en una red de explotación sexual comercial de niñas, niños, adolescentes y jóvenes; así como ser utilizado por sus propios familiares o desconocidos como una mercancía debe significar un “infierno” para quienes son víctimas de este delito. “En estas circunstancias las víctimas no tienen la libertad de abandonar ese estilo de vida, pues son forzados y explotados. El ORP, fundamentado en los casos publicados en la prensa en este año pudo establecer que 55.5% de los NNAJ son prostituidos por sus familiares; 33.3% son víctimas de redes de prostitución; mientras que del 11.1% se desconoce su vínculo, pues la noticias consultadas no ofrecieron información al respecto”.

Agregó que ser un objeto sexual puede acarrear graves secuelas en la salud mental, espiritual y física de las víctimas. Incluso estar inmerso en esta dura realidad puede conducir a la muerte. Entre las consecuencias -dijo- se pueden incluir la interrupción del ciclo de vida, que implica pasar de niña o niño de una manera gradual a adolescente y luego a adulto. Otro de los impactos en la vida de los NNAJ es el embarazo temprano, las lesiones y por supuesto el desarrollo de enfermedades de transmisión sexual, que al no ser atendidas apropiadamente ponen en peligro la vida de los NNAJ.

El abuso sexual no se puede admitir

El abuso sexual en ninguna de sus formas puede ser aceptado. Como señala la Red por los Derechos Humanos de los Niños, Niñas y Adolescentes (REDHNNA) en Venezuela, se trata de aplicar una política de tolerancia cero contra el abuso infantil y juvenil, de allí que no hay atenuantes, ni justificación cuando se trata de abuso sexual contra los NNAJ, por lo que la ley debería aplicarse para castigar a los infractores y para garantizar su integridad.

“No importa de donde venga el abuso sexual ni su modalidad; ni mucho menos la identidad del victimario: padres, madres, abuelos, familiares por afinidad, vecinos, docentes, sacerdotes y otros líderes religiosos, dirigentes deportivos, políticos o redes que comercializan sexualmente a los NNAJ; todos deben ser sancionados como indica la ley. Esto con el propósito de garantizar los derechos humanos de este sector de la población. En estos casos no hay atenuantes, siempre debe dársele prioridad a la protección de la infancia y la juventud, tal como lo establece la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes (LOPNNA 2015) en Venezuela”, recalcó Govea, agregando que las secuelas que dejan estos abusos contra los NNAJ pueden conducirlos a una vida llena de sufrimientos y riesgos todos los días.

Para concluir, el vocero del OVV Zulia señaló que lo que acontece en la región es una muestra de lo que sucede en el país sobre el abuso y explotación sexual contra los niños, niñas, adolescentes y jóvenes. Ignorar esta realidad no es la salida; atenderla de inmediato es imperante. Por lo tanto -dijo- esto implica darle respuesta a sus causas que descansan en la violencia estructural que se expresa en el caso del Zulia en el hecho de que el 93% de los hogares vive por debajo de la línea de pobreza, mientras que 75% se encuentra ubicado por debajo de la línea de pobreza extrema. Ambos índices revelan la emergencia humanitaria compleja que atenta contra los NNAJ en este estado. Así la pobreza fuerza a los NNAJ a situaciones en las que se ven expuestos a la explotación sexual, concluyó Govea Cabrera.