La mirada acuciosa del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), incluido el equipo del OVV Zulia, condujo a investigar desde la perspectiva cualitativa los hechos de abuso sexual que experimentaron las Niñas, Niños, Adolescentes y Jóvenes (NNAJ) durante el año 2021 en suelo zuliano. En este sentido, el método biográfico en su variante relatos de vida permitió la valoración de la perspectiva de las víctimas y de una experta en el tema.

Este tipo de violencia se refiere a una actividad sexual, en la cual las relaciones de poder muestran su peor cara, dado el inmenso desequilibrio entre una persona suficientemente adulta varón y los segmentos de población muy vulnerables como los NNAJ. Una de las partes involucradas está en obvia desventaja y es obligada a realizar o recibir acciones en contra de su voluntad; mientras que la otra, doblega con amenazas y el uso de la fuerza a su víctima, causándole dolor físico y emocional e incluso la muerte.

El tema de los NNAJ y su bienestar, en general, siempre ha estado en el tapete, la discusión y preocupación en los organismos nacionales e internacionales; para los investigadores, las organizaciones no gubernamentales y la población en general. Mucho más en estos dos últimos años que el mundo se ha enfrentado a una pandemia, debido a la aparición del COVID-19.

En el caso de Venezuela, la crisis humanitaria compleja, la violencia estructural ejercida desde el Estado y especialmente el confinamiento social contribuyeron con los casos de violencia sexual contra NNAJ en el país. En este contexto el estado Zulia no fue la excepción. Durante el segundo año de pandemia continuaron los casos de abuso sexual contra esta población.

La aludida investigación arrojó que en Zulia, en el año 2021, las niñas fueron las más afectadas en cuanto a la violación sexual se refiere. Sin embargo, debe señalarse que en su conjunto los NNAJ de 0 a 24 años y de ambos sexos fueron víctimas de estos abusos.

Desde el Observatorio Regional de Prensa del estado Zulia se reportaron 20 casos de violación sexual, lo cual supone la firme convicción que deben ser muchos más, por cuanto sólo se refieren los denunciados o dados a conocer por los medios de comunicación. Los niños y niñas (0-11 años) fueron víctimas de violencia sexual en 59%. Asombrosamente ocuparon el primer lugar. Los adolescentes (12-17 años) se ubicaron en el segundo lugar y obtuvieron 38%. Mientras que los jóvenes (18-24 años) alcanzaron 3%.

Por lo general, cuando se estudia este tema los resultados se enfocan en la caracterización de las víctimas. Esto es comprensible, dadas las consecuencias que trae consigo este tipo de violencia en NNAJ. Sin embargo, en este caso, se presenta el perfil del victimario que en el Zulia, en el año 2021, protagonizó el abuso sexual de NNAJ.

Debe señalarse que la pandemia junto al aislamiento social, crearon las condiciones nefastas para congregar en un mismo espacio a las víctimas y a los victimarios, por días, semanas y meses consecutivos.

Los testimonios ofrecidos por la experta seleccionada como informante clave en esta investigación, permitieron caracterizar a los victimarios. Esta profesional de la Psicología, con Maestría en Psicología Clínica, laboró por 11 años ininterrumpidos y fue la coordinadora por más de cuatro, de la Unidad de Atención Psicológica de la Fundación Hospital de Especialidades Pediátricas (FHEP), ubicado en el municipio Maracaibo, estado Zulia. Esta Unidad recibe los casos de violación sexual remitidos por el Ministerio Público, a través de la Fiscalía Trigésimo Quinta de Maracaibo, por las escuelas y por las mismas familias. Su experiencia en el tema tiene como fundamento la atención profesional continua de esta realidad.

En esta investigación resaltó como una constante que los victimarios en su mayoría correspondían al sexo masculino. El rango de edad incluyó a hombres a partir de treinta años y abarcó, incluso, a los de tercera edad.

Sigue llamando la atención el hecho que quienes llevaron adelante estos abusos fueron primeramente los familiares consanguíneos, en los que se destacan los padres, los abuelos, los tíos y los primos. Les siguen los parientes por afinidad: padrastros y tíos políticos. Luego se encuentran los conocidos e incluso algunos líderes religiosos figuran entre los agresores. Con toda propiedad puede decirse que en mucha menor medida estos actos delictivos fueron perpetrados por desconocidos.

La violencia sexual fue llevada a cabo principalmente en el hogar de las víctimas y de los victimarios. También fueron perpetrados en la residencia de los agresores. Esto último se debió a que los NNAJ fueron llevados por las madres a las residencias de sus familiares para ser cuidados, mientras ellas trabajaban.

Se tiene que en el año 2021, los NNAJ estuvieron en situación de riesgo en todos los sentidos. Se han vulnerados sus derechos: a la vida, a tener un hogar seguro, a estar protegidos por sus familiares y por el Estado; a tener acceso a una alimentación balanceada y a la salud.

A esta situación de violencia estructural se suma, que según los resultados de esta investigación, los NNAJ que fueron víctimas de este tipo de abuso, no estuvieron protegidos en sus hogares, pues sus propios familiares y conocidos los sometieron a la violencia, incluyendo el abuso sexual.

Esta situación se corresponde con lo que ha señalado UNICEF (2020). Este organismo ha mostrado “que durante la crisis de la enfermedad por coronavirus (COVID-19), factores como las limitaciones de la actividad económica, el cierre de las escuelas, el acceso reducido a los servicios de salud y el distanciamiento físico pueden incrementar la vulnerabilidad y exposición en la infancia y adolescencia a la violencia y otras vulneraciones a los derechos de niñas, niños y adolescentes”.

Se debe señalar que nuestra caracterización del victimario condujo a nuevos hallazgos, a partir de esta investigación cualitativa. Nuevos rostros de agresores se han impuesto en el Zulia, en el año 2021. En este sentido, se encontró que la mayoría de los victimarios denunciados tenían un grado de instrucción universitario, con estudios de posgrado, inclusive. Su situación económica era estable.

Esto no significa que no hubo victimarios ubicados en grupos sociales de escasos recursos económicos. Lo que implica es que se impuso como elemento novedoso y contundente que los agresores sexuales de NNAJ formaban parte de un grupo escolarizado, que además poseían ingresos económicos suficientes que los ubicaba como clase media en adelante.

Este último hallazgo conduce a señalar que estos victimarios deberían manejar con toda propiedad la información sobre los efectos dañosos y permanentes que un acto de violación sexual puede traer consigo. Sin embargo, esto no los detuvo.

En estos casos, el grado de instrucción, la estabilidad económica y la protección de la infancia, la adolescencia y la juventud no forman parte de un trinomio que garantice su seguridad. Los agresores quebrantaron la ley y dañaron la vida de quienes tienen el derecho a crecer en espacios seguros y al lado de familiares y conocidos que los cuiden cariñosa y adecuadamente. El grado de instrucción y la situación económica en estos casos no constituyeron un bloque de factores que hiciera la diferencia entre cometer o no el abuso sexual.

La fuerza física acompañada por la amenaza fueron las armas principales que utilizaron estos agresores para lograr su cometido. Algunos de estos victimarios, como lo señala la informante clave, actuaron también amparados por la complicidad de una “pareja perversa”, que consintió la comisión del delito. Es decir, la tía de la víctima permitió que su esposo, abusara de su sobrina y no llevó adelante acciones para detener y denunciar esta situación.

Esta interesante información obliga a plantear diferentes o nuevas construcciones teóricas, sobre el perfil de los victimarios en el Zulia en esta específica materia, durante el año 2021. Éstas pueden resumirse de la siguiente manera: son personas del sexo masculino, entre treinta y más de sesenta años; son familiares o conocidos de la víctima; usan el hogar como escenario para cometer el abuso. Además utilizan la fuerza física como su arma principal. Lo nuevo radica en el hecho que son personas con formación universitaria y situación económica nada precaria.

Los resultados también mostraron que algunas de estas víctimas pueden reconstruir sus vidas, si reciben las terapias psicológicas y de apoyo apropiadas. Otras, en cambio, perecen como producto de estos actos de abuso sexual cuando recurren al suicidio, al no poder hacerle frente a esta difícil experiencia.

Frente a esta situación es necesario emprender acciones eficaces para atacar y prevenir este problema. El OVV Zulia contribuye a hacer visible el delito e abuso sexual y exige a los organismos gubernamentales la elaboración e implementación de políticas públicas destinadas a prevenir y atender esta situación que atenta contra la integridad física y emocional de los NNAJ. Es perentorio que el año 2022 muestre un panorama más favorable, beneficioso y conveniente en este sentido, para los NNAJ.

Referencias

Equipo del OVV Zulia.