Prensa OVV Lara

El estado Lara registró una tasa de muertes violentas de 26,5 por cada cien mil habitantes (m/h), durante 2020. La tasa de homicidios reconocidos por las autoridades gubernamentales fue de 5,7 muertes por cada 100 m/h, y las muertes por presunta resistencia a la autoridad, se ubicaron en 12,9 por cada 100 m/h, de acuerdo a los datos registrados por el Observatorio Venezolano de Violencia en Lara (OVV Lara), en su Informe Regional Anual.  

Sobre la violencia homicida en los municipios del estado Lara, Iribarren apareció con la tasa más elevada con 36,7 muertes por cada 100 m/h, mientras el municipio Jiménez ocupó el segundo lugar con 24,4, seguido de Torres con 12,4 muertes por cada cien m/h.

La violencia policial en Lara

En relación a los dos municipios más violentos del estado, la tasa de muertes por presunta resistencia a la autoridad, también fue superior a la tasa de homicidios. Iribarren terminó 2020 con una tasa de resistencia a la autoridad de 18,6 muertes por cada 100 m/h y Jiménez 15,9 por cada 100 m/h. Sobre esta última localidad, la diferencia entre las tasas de resistencia a la autoridad y homicidios fue de mil 445%.

Según el Observatorio de Prensa del OVV Lara, 38,9% del tipo de violencia en la entidad fue policial y 38,72% de los móviles, fueron por presunta resistencia a la autoridad o ataque a los cuerpos de seguridad.

Del total de los registros realizados sobre violencia policial, 49,4% fueron ejecutados por  las Fuerzas Especiales de Seguridad (FAES), 20,6% el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) y 19,4% la Policía Nacional Bolivariana (PNB).

Durante los dos primeros meses del año, la violencia policial se mantuvo superior a 40%. A partir de marzo, se notó un aumento que tuvo como pico más elevado el mes de julio, para alcanzar casi 60% de la violencia registrada y a partir de septiembre, comenzó a descender de 10% al 15%.

Violencia asociada a las manifestaciones y protestas civiles

El Observatorio de Prensa del OVV Lara, registró que 7% de la violencia documentada fue de tipo política; es decir, la represión de los organismos del Estado a las acciones de calle llevadas a cabo por ciudadanos en su mayoría, por fallas en los servicios públicos o en menor grado, por la defensa de derechos políticos.

De febrero a julio la violencia política superó 10% del total de registros procesados y marzo con 14%, fue el mes con más hechos violentos de este tipo.

El OVV Lara registró formas de violencia generadas por el propio aparato gubernamental hacia dos tipos de manifestaciones o protestas ciudadanas por la reivindicación de derechos. Por una parte, la represión contra la protesta política promovida por organizaciones y grupos políticos y por otra, la represión de la protesta ciudadana por la precariedad de los servicios públicos, la violación de los derechos económicos y sociales, el deterioro de la calidad de vida, reivindicaciones salariales, entre otras demandas que finalmente, son criminalizadas por el gobierno.

En el mes de mayo, la represión a la protesta llegó a niveles extremos. En los municipios Iribarren, Torres y Morán hubo detenciones arbitrarias por parte de los cuerpos de seguridad que incluyeron abuso de la fuerza física, maltratos y torturas a personas con discapacidad, mujeres y menores de edad.

Robo y hurto famélico

En Lara hubo también en 2020 formas de violencia relacionadas con la crisis económica social preexistente y la emergente crisis de la pandemia de la Covid-19, expresada en delitos contra la propiedad. Por una lado, se mantuvo “la ruralización del delito” (como el hurto y robo en las empresas agrícolas). Hubo también, movilización de la delincuencia común y el delito organizado en los sectores dedicados a la producción agropecuaria de los municipios Torres, Andrés Eloy Blanco, Urdaneta y Morán.

La profundización de la crisis socioeconómica azuzada por la pandemia, vino acompañada de la violencia en las zonas urbanas de sectores medios y populares. A partir de marzo, se observó la práctica del robo y hurto de comida, bombonas de gas, tanques de agua y enseres.

El robo y hurto famélico -entendido como la sustracción de productos de primera necesidad empleando o no la fuerza física-, se generó sin que hubiera una política preventiva. La iglesia católica denunció el hurto constante a sus instalaciones. También las escuelas y universidades públicas, ante el de abandono y ausencia del personal de seguridad, por la crisis presupuestaria; padecieron el aumento de los hurtos.

Violencia basada en género

Durante 2020, según los resultados del Observatorio de Prensa del OVV Lara, hubo en la entidad 66 mujeres víctimas fatales de violencia interpersonal.

Se registraron 14 violaciones con una sola víctima, y un caso donde más de una mujer fue ultrajada. En más de 50% de los hechos, las víctimas fueron menores de edad, todas coaccionadas bajo amenazas. La mayoría de los victimarios fueron personas conocidas por las mujeres abusadas: padres, tíos, padrinos, vecinos o sujetos con presencia permanente en el mismo contexto de ellas.

Estas cifras, están asociadas a la medida de aislamiento social que entró en vigor el 16 de marzo de 2020, lo cual significó una serie de cambios en la dinámica diaria. Además, del  contexto de la crisis por la emergencia humanitaria compleja, el confinamiento se ha convertido en oportunidad para más y nuevas situaciones de violencia intrafamiliar, sobre todo, en los sectores de mayor vulnerabilidad socioeconómica.

La violencia en contra de los niños y adolescentes en el estado, también fue documentada. Sobre las edades de las víctimas: 6% tenían entre 0 a 14 años y 7% entre 15 a 19 años. Los delitos más comunes fueron las lesiones, cuyo número aumentó luego de decretado el confinamiento social.

En general, la violencia intrafamiliar significó 4% del total de hechos de violencia interpersonal, reseñados por los medios de comunicación en la entidad.

En 2020 el Observatorio de Prensa también registró, el incremento de los infanticidios y el abandono de niños en diversas zonas de la entidad larense, algunos de ellos escondidos en terrenos baldíos, basureros, zonas boscosas, ríos o canales de desagüe. En la mayoría de los casos, lamentablemente, las víctimas solo contaban con unos días de nacidos, razón por la cual  no sobrevivieron.

Aunque son recurrentes diversas formas de violencia que se describen en el Informe Regional Anual, aún existe un poder asociativo entre los habitantes del estado Lara que no ha sido vencido. En los barrios pobres de todos los municipios, se conjugan iniciativas que dan respuesta a la pobreza y al hambre. Las organizaciones símbolo de capital social en Lara, se han adaptado al contexto y buscan alternativas que respondan a la población más excluida. Esta fuerte reserva moral mantiene las razones de esperanza que levantan diariamente a las personas que en su conjunto, forman parte de este territorio.