Prensa OVV Nueva Esparta

Las riñas fueron el principal móvil de los homicidios ocurridos en la entidad insular durante el primer semestre de 2022, esto de acuerdo con los datos arrojados en el Informe Semestral elaborado por el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) Nueva Esparta.

En total, en este lapso de tiempo, ocurrieron en la isla de Margarita 23 muertes violentas, de las cuales, 20 fueron homicidios, incluido un femicidio, y 3 decesos por intervención policial en presuntos enfrentamientos con la delincuencia.

En 10 de estos casos de homicidios, las riñas estuvieron presentes como principal móvil; seguido de 7 muertes por ajustes de cuentas, 2 por robo y el referido femicidio.

“Llama la atención que 10 de los homicidios (50%) tuvieron como móvil las riñas o peleas, es decir, que la mitad de estas muertes violentas sucedieron tras fuertes y continuas discusiones, lo que podría constituir la manifestación de un malestar emocional o psicológico influido por la constante situación de violencia estructural que se vive en el país”, destacó Hilda Mendoza, coordinadora del OVV Nueva Esparta.

Entre estos casos destaca el asesinato de un adolescente de 14 años, quien recibió una puñalada durante una pelea a golpes con otro joven de su misma edad. Este hecho se produjo en el mes de abril en el sector Genovés, Porlamar, municipio Mariño.

“Los jóvenes mantenían constantes peleas, como se pudo conocer por vecinos del lugar. Como trasfondo de este hecho, aparece también el tema de la migración familiar, pues ambos jovencitos tenían a alguna figura parental en el exterior y quedaron a cargo de otro familiar como el padre o la abuela”, indicó Mendoza.

Igualmente, el asesinato de una mujer de 55 años, de nacionalidad china, por parte de su cuidadora o fisioterapeuta, proveniente de Colombia, se desencadenó tras el constante malestar y queja de la empleada por la falta de pago desde hacía varios meses, como reseña la nota de prensa.

Otro caso que impactó en la región insular fue el ocurrido en el mes de enero, cuando un hombre de 39 años recibió una puñalada mortal en la región pectoral izquierda al defender a un amigo que se encontraba en una discusión con otro hombre, en un hecho registrado en la Península de Macanao.

En otro suceso, un joven de 18 años fue asesinado en febrero en el sector El Potrero, Pampatar, municipio Maneiro, tras recibir múltiples golpes con una piedra. Según informó el Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc) el occiso sostuvo una discusión con sus presuntos homicidas por una botella de licor y en ocasiones anteriores habían tenido encuentros agresivos por problemas personales y juraron vengarse.

En junio, un joven de 22 años, bajo los efectos del alcohol, accionó un arma contra un joven de 16 años provocándole la muerte. Esto se produjo luego de una discusión. En este suceso, el victimario hirió a otras dos personas. El hecho ocurrió en el municipio Antolín del Campo.

Esta tendencia de agresividad y muerte se ha mantenido luego de la presentación del Informe Semestral. En agosto, otra riña terminó en homicidio, cuando un hombre mató a tubazos a otro en la población de Los Robles, municipio Maneiro, tras sostener una intensa discusión.

¿Se puede desaprender la violencia?

“Venezuela es un país muy violento y no desde ahora, sino desde hace muchos años”, así lo señaló Luisa Pernalete, educadora y miembro del Centro de Formación e Investigación de Fe y Alegría en la línea de Convivencia y Ciudadanía.

Asimismo, indicó que lo que impide resolver los problemas por vía pacífica guarda relación a que gran parte de la población está rodeada de entornos muy violentos: en la escuela, en la familia, en la calle y especialmente se debe a que “no hay un trabajo de prevención adecuado ni suficiente” por parte del Estado.

En este sentido, advierte que el comportamiento violento es algo aprendido, por lo tanto, se puede desaprender. “Nadie nace violento. Se nace pacífico, pero se aprende a ser violento. De 0-7 años se aprende por modelaje, por imitación. Uno de los primeros asuntos es que hay que educar a los padres y a las madres para que ellos aprendan a comportarse adecuadamente con sus hijos y los niños, a su vez, no aprenda a ser violentos”, afirma Pernalete.

Para la educadora la resolución de conflictos por vía pacífica hay que trabajarla con especialistas desde la casa, la escuela y en las organizaciones comunitarias.

Fomentar la cultura de paz

Para la investigadora y coordinadora general del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), Gloria Perdomo, “siempre, en todo contexto y en todas partes es posible fomentar una cultura de paz. De ninguna manera puede afirmarse que la cultura de paz está disociada o es imposible de realizar en contextos de pobreza y precariedad”.

Por tal motivo, destaca experiencias ocurridas en otros países y en comunidades populares de Venezuela, que han dado como resultado alternativas de solidaridad, de encuentros, de espacios, de ayuda mutua y cooperación entre las personas.

Con respecto a la situación actual del país, la investigadora comenta que la emergencia humanitaria compleja que actualmente atraviesa Venezuela mantiene sometida a situaciones de profundo estrés a muchas familias.

Calificó de “convivencia alterada” lo que viven muchas familias venezolanas. “Hay familias divididas, donde los roles, las funciones, las expectativas que tienen los miembros se han alterado. Eso genera problemas emocionales, dificultades en las relaciones, expresiones de sentimientos o afectos para las cuales las personas, los niños en particular, pero también las personas adultas, no están preparadas. No han sido acompañadas en un contexto de una tragedia humanitaria como la que vive el país”.

Perdomo sostiene que no se puede decir que las familias se convirtieron en violentas o colocarles etiquetas a las familias con atributos negativos. “Lo que ocurre es que hay unas familias sometidas a un estrés y a unas condiciones tremendamente adversas, inaceptables, imposibles de calificar como normales -entre comillas y subrayado- y frente a eso lo que corresponde es que exista ese Estado Social de Derecho del que habla la Constitución Nacional para que esta adversidad cese, para que la pobreza, la miseria, las razones de la frustración de las familias desaparezcan y, además, para que existan programas, servicios e instituciones que atiendan a las personas que están viviendo estas situaciones tan dolorosas de separación, de conflicto y confrontación entre miembros de un mismo hogar”.