María Carolina López
Prensa OVV Táchira

Golpea a su ex pareja. Amenaza de muerte a su hermana. Detienen a sexagenario por abuso sexual a menor. Asesina a su pareja y se quita la vida. Los titulares de las páginas de sucesos de la prensa tachirense en 2018 dieron cuenta de la violencia de género, especialmente contra las mujeres.

Los registros de violencia contra la mujer son escasos en la región y a nivel nacional. Sin embargo, es una realidad que amenaza a la población femenina en Venezuela. Según informes de organizaciones no gubernamentales (ONGs), a pesar de tener una ley para este tipo de delitos, no se ha registrado disminución alguna en cuanto a índices de feminicidios y agresiones hacia la mujer.

En el estado Táchira también hay una incidencia importante, pero poco registrada y documentada. Aunque, de acuerdo a los datos, los delitos por violencia basada en género se cometen en menor frecuencia que otros de naturaleza delincuencial, por ejemplo, sigue existiendo una margen considerable de estos crímenes.

Los delitos contra las mujeres pueden manifestarse de diversas maneras, desde el maltrato físico o psicológico, que en muchas ocasiones no es denunciado, hasta tipos más extremos como la trata de personas o feminicidios, de los cuales, también, existe un registro muy pobre.

Realidad nacional

En Venezuela existe la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida libre de Violencia (LDMVLV), la cual incluye 21 tipos de delitos y en su reforma de 2014, agrega la tipificación de feminicidio e inducción al suicidio, los cuales considera como formas “extremas” de abuso. A pesar de la creación de esta ley, que se considera un paso importante para disminuir la violencia contra la mujer, las estadísticas sobre delitos basados en género son escasas y los delitos siguen en aumento.

Según la Organización de Naciones Unidas (ONU), la media mundial de casos de feminicidio es de 3 por cada 10 mujeres. En Venezuela, hasta 2017, la proporción estaba 10% por encima del promedio, lo cual incluye a nuestro país en la lista de los 15 países con mayor tasa de feminicidios del mundo.

En el trabajo Feminicidio en Venezuela (Revista Entorno Vicepresidencia de la República, marzo de 2018) se asevera que ese delito “sigue oculto entre las cifras de violencia criminal, se contabiliza de manera indiferenciada los homicidios comunes y los feminicidios.”

Una muestra de ello, ilustrada en esa misma publicación, refiere a la disparidad de cifras y los problemas que existen para realizar estadísticas al respecto. En el artículo se toma de ejemplo las cifras del 2015. En ese momento, la diputada Delsa Solórzano indicó que hubo 516 casos de feminicidio. Por su parte, el Comité de Familiares de las Víctimas (Cofavic) contabilizó 357 casos; mientras que el Ministerio Público (MP) presentó las únicas cifras oficiales con 253 casos de feminicidios, de los cuales 121 fueron consumados y 132 frustrados.

En 2016, el MP aseguró que ocurrieron 122 casos consumados de feminicidio, pero de acuerdo a la organización Cepaz (Centro de Justicia y Paz) y los registros de varias ONGs, durante ese mismo año, hubo un total de 169 víctimas mortales. Más recientemente, el Instituto Metropolitano para la Mujer (Inmemujer) indicó que entre enero y el 17 de agosto de 2017, fueron asesinadas 254 mujeres. Para ese mismo año, Cepaz concluyó que 409 mujeres habían sido víctimas de feminicidio.

La última cifra oficial se conoció a finales de 2018. El fiscal general de la República, Tarek William Saab, indicó que entre agosto de 2017 y septiembre de 2018 se recibieron 93 causas por violencia de género, de las cuales 63 fueron feminicidios consumados y 30 feminicidios frustrados. Asimismo, puntualizó que ocurrieron 61.037 delitos de violencia contra la mujer, una cifra que constituye el 9% del total de casos ingresados al MP.

A pesar de la problemática, en algo coinciden los diferentes actores involucrados, y es que en Venezuela siguen existiendo delitos contra la mujer y estos han ido en aumento. Cepaz calcula que 40% de las venezolanas han sido, son o podrían ser víctimas de algún tipo de violencia, es decir 4 de cada 10 mujeres venezolanas. Mientras que Cofavic, estima que 35% de las féminas han sufrido algún tipo de violencia física y sexual, y en los casos de feminicidio, 38% de esos asesinatos fueron cometidos por las parejas de las víctimas.

Violencia de género y contra la mujer

Silvia Rodríguez, politóloga con experiencia en asuntos de género y de la mujer, explica que la violencia de género se traduce en actos violentos como el uso intencional de la fuerza, amenazas u otras conductas de hostigamiento, que tienen el propósito de herir, humillar o de causar algún daño a una persona, a una comunidad e incluso a sí mismo, basada en el género de la víctima.

Esto sugiere entonces que la violencia de género no ocurre solamente contra las mujeres, sino que abarca la diversidad de género e incluye otros grupos como las personas de la comunidad LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales).

Las mujeres, niñas y adolescentes son un grupo muy vulnerable y tienen mayor posibilidad de ser víctimas de violencia de género. De hecho, de acuerdo a la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, en cuanto a la trata de personas – un crimen muy común en zonas fronterizas, tal como el caso del estado Táchira – el 71% de las víctimas son mujeres y niñas.

Violencia en el Táchira

En el informe del Observatorio Venezolano de Violencia para el año 2018, se confirmó que la mayor parte de las víctimas, en su mayoría de homicidios, son hombres; contrastado con solo un pequeño porcentaje de víctimas femeninas. Táchira no es la excepción, pues en nuestro caso 89% de las víctimas eran hombres y 11% mujeres.

De aquellos estados donde el OVV cuenta con observatorios regionales, Táchira estuvo entre los cinco con mayor cantidad de víctimas mujeres, la mayor tasa se registró en Zulia (17%). Esta cifra, podría incluir casos de violencia de género que van desde amenazas de muerte, abusos sexuales y hasta asesinatos por parte de parejas o ex parejas.

En 2016, el Instituto Tachirense para la Mujer (Intamujer) atendió, en promedio, cuyo promedio unos 100 casos mensuales de mujeres maltratadas, para un total de más de 1.000 mujeres que realizaron denuncias ante el ente adscrito a la Gobernación del Táchira.

Dos años más tarde, en 2018, el número incrementó de forma alarmante. El ente realizó 2.928 atenciones legales y 389 atenciones psicológicas a víctimas, esto sin incluir el número de jóvenes ingresadas a la casa abrigo del instituto y la atención psicológica dada a las jóvenes que allí habitan.

Las cifras de Intamujer demuestran que los feminicidios y otros delitos de violencia contra la mujer han aumentado en Táchira. Aunque existe opacidad de cifras oficiales sobre el tema, debido a su carácter de órgano receptor de denuncias para la conciliación de las partes, tienen como certeza el aumento de los feminicidios. “No se han reflejado en la prensa los que han sucedido, muchos se quedan callados y estamos tratando de prevenir y alertar a la población de esto”.

De manera más detallada sobre el tipo de violencia, Beatriz Mora, presidenta de Intamujer, revela que la mayoría de los casos denunciados fueron por reiterada violencia física. Los casos por violencia psicológica son muy pocos, asegura Mora. Explica que en la mayoría de los casos, “las mujeres no quieren romper el silencio porque tienen miedo y prefieren soportar los malos tratos”.

Igualmente, subrayó algunos municipios de los cuales provienen la mayor parte de las víctimas violencia contra la mujer, como por ejemplo, Lobatera, Torbes (San Josecito), San Cristóbal, Michelena (Coloncito) y Junín (Rubio). Agregó también varios municipios fronterizos como el caso de Ayacucho (Colón), García de Hevia (La Fría), Pedro María Ureña (Ureña) y Bolívar (San Antonio), considerados como los más violentos de Táchira de acuerdo al informe 2018 del OVV.

Vulnerabilidad fronteriza
La situación geográfica del Táchira, en conjunto con la situación de crisis generalizada a nivel económico y social, sitúa al estado en una posición en la que existe mayor propensión a un incremento de la violencia en sus diferentes expresiones, entre ellas contra la mujer. Rodríguez presume que Táchira puede ser uno de los estados con más casos de violencia de género en la actualidad, debido al contexto fronterizo y la crisis migratoria venezolana.

“Cada día son más las mujeres, son miles de mujeres, que se convierten en víctimas potenciales de trata de personas, muchas veces con fines de explotación sexual y laboral; lo cual conlleva a un ejercicio de la violencia física, psicológica y sexual, además de amenazas, hostigamiento, entre otros tipos de violencia” indica la politóloga.

Aunque Mora indica que la mayor parte de los casos ocurrieron a nivel de pareja, hubo un incremento de violencia hacia niños, niñas y adolescentes, expresada de diversas maneras. “Los índices de violencia más fuerte tienen que ver con la violencia psicológica, la violencia física, la prostitución infantil y la trata de personas”, informó Mora.

Como ejemplo relató la experiencia del desmantelamiento de una red de prostitución y de trata de personas, en la que estaban involucradas 23 niñas, no solo del estado Táchira sino del resto del país. Por ello, al igual que Rodríguez, Mora, indica que el alto índice de la migración venezolana y el desplazamiento interno de los venezolanos que van hacia la frontera, ha generado mayor vulnerabilidad para las mujeres, niños, niñas y adolescentes.

Desde su perspectiva, el flujo migratorio ha ocasionado también que bandas delictivas se instalen en el Táchira para generar ingresos a través de la trata de personas. “Para estas bandas es más fácil tratar con niños, niñas y adolescentes, debido a los problemas económicos en Venezuela. Muchas familias no tienen ni siquiera alimentos para llevar a casa y de esto se vuelven participes los niños, niñas y adolescentes”.

Ellos también son víctimas

Mora indica que en Intamujer, también han recibido denuncias de hombres que sufren de violencia de género. “Ellos no son atrevían a denunciar por vergüenza, porque todavía nuestra sociedad es una sociedad machista y ellos prefieren callar también” comenta. En cuanto a las denuncias, asegura que es una situación que también les preocupa, ya que han ido en aumento y ,en la mayoría de los casos, son hombres que han sido víctimas de sus parejas, ocasionándoles heridas e incluso la muerte, como un caso ocurrido en el municipios Cárdenas, por el cual está detenida la pareja del fallecido.

En cuanto a maltratos a personas de la comunidad LGBT, asegura que también existe un registro. “Hemos tenido denuncias de que no son aceptados por la sociedad o de que su misma familia los ataca, pero son pocas. Creo que ellos todavía no se atreven a denunciar con regularidad. Son pocos los que han venido, pero si hay casos.

Poca cobertura

Rodríguez considera que a nivel nacional – aunque con carencias – existe una agenda sobre cultura de género, pero en Táchira resulta aún más complejo iniciar un movimiento, “porque ser un estado conservador, muy afianzado en las tradiciones, donde ha costado la creación de espacios alternativos para discutir asuntos de género”.

Por ello, cree que a pesar de que la prensa local da más cabida para este tema, el hecho de no publicar cifras o reflejar con mayor propiedad los sucesos violentos basados en género, se debe a que no existe una conciencia colectiva en torno al género, a los asuntos de las mujeres o a la violencia contra las mujeres.

“Es triste que los medios de comunicación, que deberían estar a la bandera de la investigación, de términos, de actualidad e incluso de propiciar este tipo de agendas, no tengan el lenguaje adecuado para referirse a noticias de violencia contra las mujeres”, sentencia Rodríguez.

Asevera que “por eso, muchas veces en los sucesos cuando asesinan a una mujer, nunca se dice que es por violencia de género, por femicidio o feminicidio, sino que generalmente se lee en el titular “por crimen pasional”. Hablan sobre todo de los celos, del hombre y no le dan al suceso un enfoque con la seriedad que amerita ese asunto”.

En contraposición, la presidenta de Intamujer, presume que la poca cobertura de la prensa local podría no ser entera responsabilidad de los reporteros o periodistas, puesto que ellos solo transmiten la información que proviene de los organismos de seguridad. En su opinión, estos funcionarios o instituciones de seguridad no cuentan con la autorización a nivel nacional para dar cifras reales de lo que ocurren en materia de violencia contra la mujer.

“Con ello, vemos como se coarta la libertad de expresión y la libertad de información y esto es dañino para nuestro pueblo y para los mismos organismos. Nosotros somos los que debemos estar al tanto de lo que ocurre para crear campañas preventivas y así disminuir los índices de violencia; o crear campañas en todo tipo de sectores para que esto se pueda manejar adecuadamente. Pero si no sabemos lo que está ocurriendo, ¿cómo se puede prevenir?”.