Prensa OVV Zulia

Para el equipo del Observatorio Venezolano de Violencia en el Zulia (OVV Zulia), estudiar a la mujer en estos tiempos, obliga a asumir una concepción de género desde la construcción social y esto significa considerar la autopercepción que cada quien tiene sobre sí mismo, en términos de binariedad e inclusive más allá. De allí que los investigadores consideraron un desafío interesante e importante la violencia interpersonal protagonizada por la mujer, pues la criminalidad desde ese punto de vista, mundialmente, ha sido poco estudiada, lo cual dificulta la posibilidad de entender cabalmente este problema y problematiza, en consecuencia, el proponer los correctivos necesarios en términos de políticas públicas bien diseñadas e implementadas adecuadamente.

La percepción viene dada a partir de la investigación de la cual formó parte el OVV regional titulada: “Violencia, Desigualdad y Género” que desarrolló el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) durante el segundo semestre de este año 2022, en quince estados del territorio nacional y en donde se puso especial atención al papel de la mujer como victimaria.

Los resultados de la investigación se dieron a conocer durante el foro “Mujeres victimarias y víctimas. Desigualdad social y violencia en Venezuela”, cuyo vocero principal fue el profesor Jorge Govea Cabrera, coordinador del OVV Zulia, quien aseguró que la incorporación de la mujer como victimaria se ha hecho más notoria en estos últimos años.

Explicó Govea Cabrera, que la investigación se concentró, específicamente, en conocer los factores asociados con los comportamientos violentos de mujeres en las familias, como funcionarias policiales y como delincuentes o miembros de bandas u organizaciones delictivas. “Se plantearon interrogantes acerca de los factores que intervienen para formar una victimaria en el terreno familiar, policial y criminal. Nos propusimos conocer, desde las perspectivas de las propias mujeres —victimarias y víctimas— las razones que las indujeron a ejercer violencia contra otras mujeres. También nos hemos preguntado sobre las repercusiones de sus agresiones, especialmente en lo referido a la cadena de violencia, que una vez iniciada, parece no tener fin, pues como señalan algunos autores revisados, la “violencia se hereda”, entendiendo esa “herencia” desde un punto de vista social y cultural, es decir, antropológicamente. De modo que pasar de víctima a victimaria parece ser una constante, en los casos estudiados”, recalcó.

Dentro de ese marco se desarrolló un proceso de investigación cualitativo, con el fin de conocer las perspectivas que sobre ese tema manejan las agresoras y las agredidas. En este sentido, se entrevistaron a cuatro mujeres, una inmersa desde niña en violencia intrafamiliar; otra en la delincuencia; una tercera exintegrante de un cuerpo de seguridad del Estado y una cuarta, experta en violencia basada en género, quien además fue víctima.

 Igualmente se desarrollaron dos grupos focales, uno con ocho mujeres en un rango de edad de 17 a 32 años, es decir, jóvenes y el otro, con nueve mujeres donde sus edades están comprendidas de 35 a 66 años. Explicó Govea Cabrera que fueron agrupadas en razón de la edad, por cuanto consideraron que de esa manera el grupo tenía más intereses en común, y si era el caso, se podían comparar las opiniones de uno y otro, ya que están permeadas por la mayor o menor experiencia de vida. 

En los casos estudiados prevaleció que la violencia reiterada de la progenitora contra sus hijas, tanto en su infancia como en su adolescencia, trajo como consecuencia la repetición de patrones de violencia, cuando éstas formaron nuevas familias, pues las agresiones de tipo verbal, psicológica y física se “normalizaron” en la familia de origen.

En ese sentido, debe señalarse que la exposición constante al sufrimiento, desde tempranos años de vida repercute drásticamente en la salud mental, y algunas veces, física de quienes han recibido frecuentes maltratos. Las víctimas de violencia intrafamiliar, por lo general, repiten en su adultez y una vez que conforman sus propias familias, la violencia recibida en su infancia y adolescencia.

Por otro lado, el estudio arrojó, que algunas victimarias se involucraron en la delincuencia e incluso en bandas criminales organizadas, incitadas por algunos habitantes de la comunidad donde nacieron y crecieron. “Es decir, la situación familiar, según las perspectivas de las entrevistadas, es fundamental como estímulo para continuar la cadena de violencia. Pero si a esto se le suma que en las comunidades existen personas (especialmente sus amigos y amigas) que las animan a delinquir, a prostituirse y a drogarse, pues resulta más fácil ceder a estas “tentaciones”, señaló el coordinador del OVV Zulia.

Fundamentalmente -acotó- esto se debe a que los problemas que enfrentan en sus hogares, las llevan a buscar espacios sociales e interacciones, en los cuales, puedan encontrar algunos reconocimientos y satisfacciones, aunque los riesgos sean mayores que los beneficios que se reciben por formar parte de esos grupos delincuenciales.

Las entrevistadas señalaron que las mujeres no sólo eran víctimas de violencia intrafamiliar, también lo eran en su vida laboral, en sus comunidades e incluso de funcionarias policiales. Las victimarias por su parte, sobre todo aquellas que integran cuerpos policiales refirieron que su formación es violenta y disciplinada por naturaleza, pues su responsabilidad es mantener el orden, a toda costa. Existen diversas estrategias para controlar a la población y la agresión personal, es uno de ellas.

Ser parte de los cuerpos de seguridad exige estar preparadas para enfrentar situaciones con mucha y hasta desmedida violencia. También saber que en muchas oportunidades se deben sumar a situaciones, que si bien, no las comparten, se ven obligadas a adecuarse a las “circunstancias” institucionales. Esto significa, como señaló el coordinador de OVV Zulia, que tienen que sumarse a la violencia, a la corrupción y al desarrollo de actos ilegales para no quedar fuera del grupo e incluso, evitar de esta forma, sufrir agresiones de otros funcionarios y funcionarias, por el único hecho de pensar o querer actuar de otra manera.

“Igualmente, formar parte de bandas delictivas exige lealtad y fidelidad. Si estas dos condiciones no se cumplen, conllevan a la violencia, a torturas, a desapariciones y a muertes, pues la deslealtad y la infidelidad se cobran, sin lugar a dudas en estas organizaciones”, señaló Govea. 

Casos emblemáticos

En el OVV Zulia, se revisan diaria y sistemáticamente los casos de violencia que se publican en los medios de comunicación. En tal sentido, el coordinador del OVV Zulia refirió que la prensa en los 10 meses que van de 2022, ha publicado hechos de violencia protagonizados por mujeres en rol de victimarias.

Resaltan los filicidios que se hicieron presentes en el tercer trimestre de este año. El más emblemático fue el de una mujer de 29 años de edad, que vive en el municipio San Francisco. Ella ocultó su embarazo y una vez que su hija nació no le prestó las atenciones necesarias y se presume que por esta razón falleció. Las versiones apuntan a que esta madre envolvió a la niña en prendas de vestir, la colocó en un balde y la lanzó a la casa de una vecina.

Otro caso que conmocionó a los zulianos, en el mes de octubre de este año, fue el de una madre que le quemó las manos a su hija de 11 años con un tenedor caliente, en el municipio San Francisco. En lo que va del mes de noviembre se conoció la noticia de una mujer de 25 años que fue detenida por la Guardia Nacional por maltratar salvajemente a su hija, al agarrarla por sus cabellos y en reiteradas ocasiones levantarla y luego tirarla contra el piso.

En el caso de las mujeres victimarias y miembros de bandas delictivas, la que más llamó la atención este año, fue la noticia referida al desmantelamiento de la red de prostitución infantil en el centro de Maracaibo, conformado por hombres y un número elevado de mujeres.

Para el representante del OVV regional, lo que sí se pone en evidencia es que la violencia existe y que las mujeres están participando de ella en diferentes realidades socioespaciales, como lo familiar, laboral, comunitario, grupos policiales y bandas organizadas del delito, en el estado Zulia.

El coordinador de OVV Zulia coincidió con la experta consultada para la investigación, la cual considera “que se pueden romper las cadenas de violencia y pasar de víctima a sobreviviente y no a victimaria”. Finalmente señaló que la responsabilidad de esta violencia intragénero entre mujeres no recae exclusivamente sobre ellas. “El Estado tiene la responsabilidad de formular y aplicar políticas para prevenir y detener la violencia en Venezuela, en todas sus manifestaciones y en todos sus escenarios”.