Prensa OVV Mérida

Dado el impacto social que tienen las distintas manifestaciones de la violencia autoinfligida en Mérida, entre las que destaca las muertes por suicidio, el OVV Mérida facilitó un conversatorio en el que los comunicadores sociales pudieron revisar algunas recomendaciones y establecer acciones en función de lograr que el abordaje informativo de estos hechos contribuya a su prevención y no suponga un factor que favorezca las conductas suicidas.

En el conversatorio denominado Cobertura periodística en torno al suicidio, que organizó recientemente el Observatorio Venezolano de Violencia en Mérida (OVV Mérida), más de treinta asistentes, entre periodistas y estudiantes de la carrera de Comunicación Social de la ULA, analizaron algunos de los aspectos más controversiales referidos a la difusión de información pública vinculada a la llamada violencia autoinfligida, una denominación que incluye la ideación suicida, los intentos de suicidio y la muerte por suicidio.

La actividad se cumplió en la sede de la organización Somos, ONG que ha mostrado su preocupación por la discusión pública de temas relacionados con el suicidio y que en esta oportunidad dio su apoyo logístico al OVV Mérida.

Como facilitadores estuvieron los periodistas Nilsa Gulfo, coordinadora de comunicaciones del OVV; Gustavo Páez, coordinador del OVV Mérida, Magda Uzcátegui, quien es psicóloga y periodista, y Adelfo Solarte, encargado de prensa del OVV en esta entidad andina.

El conversatorio contó con la presencia de varios periodistas de emisoras de radio y medios digitales, quienes, por su labor diaria, deben atender de forma recurrente la redacción y difusión de noticias vinculadas con los intentos de suicidio y las muertes por suicidio. Doce estudiantes de la carrera de Comunicación Social, de la ULA, también acudieron a la cita formativa.

Decir antes que callar

Durante el desarrollo del conversatorio, los facilitadores se ocuparon de recalcar una máxima que han asumido las principales organizaciones internacionales vinculadas con la salud (como la OMS y la OPS) y, más específicamente, a la salud mental: que siempre será mejor abordar públicamente las informaciones sobre la violencia autoinfligida, que optar por la desacertada medida de silenciarlas o censurarlas.

En ese sentido, Nilsa Gulfo, coordinadora de comunicaciones del OVV, explicó que en el caso de esta organización se asume que las informaciones que generan los periodistas sobre todo tipo de violencia “permite llevar un registro de casos que ayuda a vencer la opacidad de las cifras del sector gubernamental”. Afirmó que en el caso del abordaje a los casos de muertes por suicidio “es indudable que la cobertura ha sido un factor clave en el estudio científico de este problema en el país, pero particularmente en Mérida”.

Por su parte Gustavo Páez, coordinador del OVV Mérida, destacó que los casos sobre violencia autoinfligida reseñados por los medios constituyen una de las siete fuentes de información para el estudio científico del problema. Precisó que en todo el país el OVV da seguimiento diario a 85 medios de comunicación. “Este dato ya de por sí indica la importancia que le damos a los aportes de medios y periodistas”, agregó Páez al tiempo que, una vez más, dejaba establecida la gravedad que el flagelo del suicidio ha alcanzado en Mérida.

Desde una perspectiva comunicacional pero planteada desde sus conocimientos como psicóloga, Magda Uzcátegui trató el delicado asunto de la incidencia, en la audiencia, de la información periodística sobre los suicidios. Al respecto señaló que cada información generará unas reacciones que dependerán de la situación particular de cada persona. “Está claro que, por ejemplo, los adolescentes pueden ser más susceptibles de ser afectados por una noticia sobre una persona que se haya suicidado, si ese joven atraviesa un momento emocionalmente difícil, en el que haya manifestado su ideación suicida”, precisó la especialista.

Interiorizar los manuales

Las intervenciones de los facilitadores si bien apuntaron a resaltar el trabajo periodísticos, convergieron en la necesidad de que dicha labor sea asumida apegándose a las recomendaciones que desde hace años vienen planteando no sólo los entes mundiales de salud, sino también varias organizaciones periodísticas que han basado sus orientaciones en la existencia de varias decenas de trabajos de investigación que, desde el punto de vista científico, han demostrado que una cobertura sensacionalista, reiterativa, exagerada en los detalles sobre los métodos suicidas o especialmente descriptiva en torno al lugar usado para atentar contra la vida, todo ello puede, en sí mismo, ser un factor generador de más suicidios.

“Es lo que se conoce como el efecto imitación o efecto Werther, una situación movida por la difusión de contenidos inadecuados vinculados a los intentos de suicidio o a las muertes por suicidio”, refirió en su intervención Adelfo Solarte, periodista del OVV Mérida.

Solarte mencionó la existencia de hasta seis manuales o guías para orientar el trabajo periodístico a la hora de cubrir el suicidio. Aclaró que tales consejos, en su gran mayoría, no son imposiciones de personas ajenas al trabajo periodístico, sino que en su elaboración tales recomendaciones proceden de organizaciones o profesionales del periodismo.

Estrategias a largo plazo

Los periodistas presentes en el conversatorio tomaron ampliamente la palabra para dar sus puntos de vistas. En casi todas las intervenciones los profesionales presentes expresaron estar de acuerdo con la necesidad de concebir las notas sobre los suicidios como un contenido altamente delicado, que no puede manejarse de forma similar a otras informaciones de la cotidianidad y que entraña una postura ética a la que es necesario darle respuesta.

El OVV Mérida compartió con los asistentes no sólo las presentaciones de cada facilitador sino también cuatro manuales o protocolos que deben ser leídos y revisados en sus alcances. “No se trata de seguir las indicaciones automáticamente, sino de que cada orientación sea producto de una reflexión del profesional, en la que valore la pertinencia y viabilidad de esa recomendación en específico”, recomendó Adelfo Solarte sobre los documentos.

Entre los aportes que quedaron tras la dinámica de participación, por parte de varios de los participantes, destaca el hecho de “pasar de la teoría a la acción, lo que implica asumir una nueva narrativa enfocada hacia la prevención del suicidio”.

También los periodistas consideran que se debe delimitar con claridad las responsabilidades periodísticas de aquellas acciones divulgativas inapropiadas que son responsabilidad de “influencers, instagramers, youtubers, tiktokers y usuarios en general de las redes sociales” ya que en buena medida, estiman, son estos los que mayor perturbación social pueden ocasionar con la difusión no profesional de casos de suicidio. Al respecto proponen que se deben generar estrategias que logren atraer a los principales generadores merideños de contenido para que asuman su responsabilidad pública. Sobre este particular es mucho lo que pudiera hacerse desde el Colegio Nacional de Periodistas (CNP), seccional Mérida, en función del importante peso que tiene este gremio ante la opinión pública de la entidad.

También sumaron a las acciones futuras “lograr que en Mérida sea decretada la condición de Problema de Salud Pública, en cuanto al suicidio”, una declaratoria que permitiría generar otras dinámicas políticas, gubernamentales y sociales para atender la magnitud que ha tomado la violencia autoinfligida en Mérida.