Prensa OVV Mérida

Lo que parecía un pleito de parejas, se convirtió en tragedia. Todo empezó cuando un hombre, de 54 años, trató de defender a su hermana, mientras era agredida por su esposo. De acuerdo a las versiones de los medios, el agresor, en estado de embriaguez, empezó a insultar y a maltratar a su esposa en presencia de su hermano. Éste, al ver la escena, tomó un machete y le propinó -a su cuñado- varias heridas de gravedad que le ocasionaron la muerte. Éste no ha sido el único episodio donde, en medio de una discusión, surgen víctimas mortales. En el mes de abril un hombre, de 36 años, asesinó a un joven, de 23, tras originarse una riña entre ellos por el trámite de una licencia de conducir. En medio del altercado, el victimario le disparó al joven en la región abdominal, quien murió cuando los familiares lo trasladaban al hospital. Más recientemente, durante la primera semana de agosto, la prensa reseñó el asesinato de un individuo, de 51 años, que ocurrió en medio de una riña detonada por una prenda de vestir. Aparentemente, la víctima se encontraba con su esposa en un local comercial de la ciudad de Mérida, municipio Libertador, pero sin saberse la causa, se inició una discusión. El victimario desenfundó un arma blanca e hirió de dos puñaladas a la víctima. El herido fue trasladado a un centro de salud, pero, debido a la gravedad de las heridas, falleció.

En su significado más simple, una riña se refiere a una pelea o un enfrentamiento entre individuos. El término suele hacer referencia a una contienda que incluye violencia física para lograr dirimir un conflicto entre dos o más personas. Adicionalmente, la riña es un tipo de motivación (o móvil) que lleva a las personas a cometer distintos tipos de delitos.

En el estado Mérida, entre enero y octubre de 2021, el Observatorio Venezolano de Violencia en Mérida (OVV Mérida), basándose en el monitoreo que se realiza a los medios de comunicación de la región, registró un importante número de este tipo de móvil de delitos. No obstante -señala el equipo de investigación- que esta fuente de información solo muestra una proporción del número de casos que quizás ocurren en la realidad; es decir, solo visibiliza los que logran ser conocidos por la sociedad.

Durante ese período analizado, se reseñaron en los medios 147 casos de diferentes delitos de violencia. En este conteo, las riñas figuraron como móvil en 19 de ellos, representando ese valor 12,9% sobre el total. Esta motivación ocupó el tercer lugar, después del móvil por provecho ilícito (38,8%) y basado en el género (26,5%). “Si bien es cierto su peso relativo porcentual es muy inferior a los otros dos móviles de delitos, lo más resaltante y lo que más llama la atención, es la frecuencia con que se vienen detonando estos acontecimientos en la sociedad merideña, por situaciones que fácilmente podrían evitarse, otras que podrían dirimirse bajo una conversación civilizada o en todo caso resolverse colocando la denuncia, si la situación lo amerita, ante instancias receptoras de éstas (módulos policiales, Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas-CICPC), para no llegar a situaciones extremas de violencia o a la comisión de un delito y, sobre todo, si este último es de gravedad”. Explicó el equipo del OVV Mérida.

Comparación preocupante

Otro aspecto resaltante del análisis del tema de las riñas, es que al comparar el comportamiento de este móvil, entre enero-octubre 2021, con las cifras recabadas de años anteriores, se observa un aparente aumento de casos de riñas reseñados en los medios. En 2019 se identificaron 11 casos y 12 en 2020, lo que representó para esos años un peso relativo de 4,1% (último lugar dentro de todas las motivaciones) y 7,9% (cuarto lugar en ese año), respectivamente. “Entonces, si en tan solo 10 meses del presente año ya se superó la cifra registrada por separado en esos dos períodos indicados, es de esperar que en lo que resta del mismo puedan salir publicados en los medios más casos de riñas, lo que incrementaría aún más el registro en el presente año”. Resaltó el equipo.

Explicó el OVV Mérida, que un hallazgo que enciende las alarmas es que, de esa totalidad de casos de riñas, en 42% se llegó al extremo de que uno de los individuos involucrados en el hecho le quitara la vida al otro. Es decir, con un resultado fatal de 8 homicidios intencionales. En el restante número de sucesos (11) ocurrieron delitos de agresiones y en su mayoría fueron lesiones leves (8 casos) y 2 graves, y en un solo suceso no se conoció la información. El tipo de arma más empleada para cometer los delitos fueron los objetos cortantes o punzantes (52,6% de los casos), seguido de la fuerza física (36,8%) y las armas de fuego (10,5%).

En cuanto al contexto de las riñas, en la mayoría de los casos donde se logró identificar este aspecto (en 14 casos se logró conocer), el suceso ocurrió en el entorno de pareja o familia (6 casos, de los cuales 3 terminaron en homicidios intencionales), seguido de peleas entre reclusos de centros penitenciarios (2, donde ocurrió un homicidio), por intereses políticos (2) y uno por incumplir normas de la cuarentena. El resto de situaciones estuvieron relacionadas con discusiones que también originaron varios homicidios intencionales (4 en total); es decir, uno por una prenda de vestir, otro por el trámite de una licencia de conducir, uno debido a una vieja rencilla sentimental y un último donde se desconoció el contexto en el que ocurrió. “En otras palabras, situaciones que podrían haberse solucionado sin llegar, en ningún caso, a desenlaces fatales”. Destacó el OVV Mérida.

Otro hallazgo importante de destacar en esta investigación, es que los victimarios en su inmensa mayoría fueron familiares o conocidos (de acuerdo a los 22 victimarios identificados), lo que representa 91,7% de los 24 casos donde se tuvo información de esta variable. En el resto de casos (9) no se logró conocer el vínculo debido a que las reseñas no informaron sobre ese aspecto. En general, se trataron de individuos del sexo masculino (84,8%), entre los 25 y 39 años. En cuanto a las víctimas, de igual modo, la mayoría fueron hombres (89,7%), entre 25 y 39 años, y se adicionan los de 45 a 49.

Para el equipo del OVV Mérida, las cifras parecen indicar, en primer lugar, que el número de casos de riñas ha venido en aumento en la entidad en los últimos tres años. En segundo, al parecer cada día situaciones de relativa fácil solución y que no deberían llegar a problemas mayores, desencadenan fuertes altercados entre los merideños que terminan en desenlaces fatales. “Quizás lo máximo que se esperaría -que quizás es lo más común- pero no necesariamente se justificaría, es una discusión con maltrato verbal e incluso físico, donde los individuos involucrados intercambian malas palabras y algunos golpes, pero en ningún caso se esperaría que un número importante de estos hechos conocidos terminen en la consumación de un delito tan grave como el homicidio intencional y menos que en la mayoría de los casos estos delitos sucedan entre familiares, amigos o conocidos”.

En opinión de Gaudy Avendaño, psicóloga y miembro del Departamento de Psicología de la Universidad de Los Andes (ULA), las condiciones actuales han dado pie para que la intolerancia se pose en los hogares y eso puede desencadenar, en muchos casos, conflictos y enfrentamientos. “La situación país es, sin duda, un detonante a destacar, pues esa presión que generan las circunstancias económicas, sociales, de salud, entre otras, además generan mucho estrés en las personas. Es fácil, entonces, trasladar todas esas emociones a circunstancias que parecerían normales en muchos casos”.

Para la especialista, la intolerancia -en la mayoría de los casos- se viene tejiendo desde el hogar. Desde allí se generan conductas que se van instaurando en la personalidad y que afloran en cualquier circunstancia, por muy sencilla que ésta sea. “Como seres humanos nos hemos convertido en seres reactivos. Es decir, cuando se actúa no se razona, no se piensa y simplemente se opera desde lo visceral. No hay manejo de las emociones, no hay contención de emociones”.

Escenarios difíciles

Tomando en consideración los datos levantados, se desprenden algunas explicaciones desde la perspectiva del OVV Mérida. De acuerdo al equipo, hoy en día para muchos individuos quitarle la vida a otro por alguna razón o hecho, resulta algo aparentemente sencillo. “Pareciera ser algo tan banal, que no solo está ocurriendo en sucesos de riñas, sino además en otros tipos de situaciones tales como: en contextos de robos donde a la víctima le quitan la vida por oponerse a ser despojada de sus pertenencias; en actos donde mujeres se resisten a ser violadas y son asesinadas; esposos o ex esposos que cada vez con más frecuencia cometen femicidios de sus parejas o ex parejas; familias en las que predomina un fuerte maltrato en contra de niños y niñas donde en algunos casos los padres cometen filicidio; escenarios donde una tercera persona intenta mediar en una discusión de pareja y resulta asesinada; entre otras que han acontecido en Mérida y han terminado en homicidios intencionales. Todas estas consecuencias, que se podrían derivar de esa acción una vez consumada, se agravan en un país donde las leyes y el castigo han perdido valor”.

“Quizás muchos ciudadanos estábamos más acostumbrados a leer en los medios, que las riñas y los homicidios intencionales, como resultados de éstas, son (o eran) más frecuentes entre individuos pertenecientes a bandas delincuenciales. Aparentemente esto ha cambiado y comienzan a tomar importancia consumaciones fatales en hechos donde las personas involucradas no forman parte necesariamente de esos grupos delincuenciales comunes u organizados. Las situaciones que se presentan, cada vez más, están relacionadas no con contextos delincuenciales sino con contextos familiares, de pareja o de amistad y/o vecindad”. Explicó el equipo OVV Mérida.

En opinión del OVV Mérida, la emergencia humanitaria compleja que arropa al estado andino, y por supuesto a todo el país, pareciera que ha llevado a muchos ciudadanos a ser intolerantes hasta en situaciones donde se presentan problemas de relativa poca importancia. El contexto -aseguran- ha llevado a la sociedad a tornarse malhumorada y agresiva, y a olvidar el diálogo, la comunicación, las buenas costumbres y relaciones interpersonales para buscar solución a los problemas. “Desde nuestro Observatorio, somos de la opinión que hay que apuntar por construir una sociedad merideña, y venezolana en general, más civilizada, donde se respete a las personas, sus vidas y sus propiedades, tal como lo fue hasta un pasado relativamente reciente. Ese camino hay que retomarlo, hay que recuperarlo”.