25 de enero de 2014

“Algunos sectores creen que no está mal la violencia, porque está relacionada a la lucha de clases”.

“El que ha politizado el tema de la violencia en forma sistemática ha sido el Gobierno”.

“No se puede hablar de pacificación sin desarmar a los colectivos y con los actuales niveles de impunidad”. La afirmación corresponde al coordinador del Observatorio Venezolano de la Violencia, el sociólogo Roberto Briceño-León.

El también director del Laboratorio de Ciencias Sociales (LACSO), analiza las más recientes medidas tomadas por el Gobierno en contra de la delincuencia y la violencia.

-Cuando el crimen de los hermanos Faddoul (2006) hubo muchas propuestas en contra de la violencia. ¿Está condenada la sociedad venezolana a que el tema de la violencia vuelva a surgir cada vez que ocurra un hecho impactante y luego quede en el olvido?

-No creo que la sociedad venezolana esté condenada, pero si no hay una legítima y sincera acción de parte de las autoridades estaremos condenados. En el caso Faddoul sí hubo una respuesta importante como fue la Conarepol (Comisión Nacional para la Reforma Policial), que realmente logró generar iniciativas, estudios, pero después que pasan las elecciones, porque era un año electoral y el Presidente buscaba la reelección, llega enero, cambian al ministro y el nuevo (Pedro Carreño) manda a engavetar las recomendaciones de la Conarepol, bajo el argumento de que eran de derecha, que no eran socialistas. Cuando se ve que puede haber un costo político entonces puede haber una respuesta. Entre las repuestas que se dieron está que en junio de 2012 se lanzó la misión “A Toda Vida Venezuela” y se lanza con gran espectacularidad, pero seis meses después ya no existe y se pasa a Patria Segura y ¿Qué pasó? Bueno, que pasaron las elecciones. Entonces, mientras no se vea más allá de lo electoral y de lo coyuntural, entonces difícilmente podremos pensar que va haber un cambio.

-Durante este año 2014 no hay elecciones previstas y coincide con el llamado del presidente Maduro al diálogo con gobernadores y alcaldes de oposición. ¿Cuál es su análisis de estas iniciativas?

-Creo que son buenas. Uno de los problemas de la violencia en Venezuela tiene que ver con la polarización de la sociedad. La fragmentación de la sociedad es uno de los grandes orígenes de la violencia. Es un quiebre normativo que sucede cuando la sociedad se divide en bloques y la ley, los tribunales y los jueces empiezan a estar de un lado o del otro, empiezan a estar partidizados. Uno de los grandes problemas es que no hubo cooperación con la gobernación o la alcaldía que es de la oposición, o en algunos estados no era posible una cooperación de gobernaciones vinculadas con la oposición, esto en una quiebra en términos prácticos, pero también en términos conceptuales, porque al final el control de la violencia en una sociedad forma parte del desarrollo de la política como el arte de vivir juntos y de resolver conflictos sin ir a la guerra.

-¿Es una novedad estás políticas de Maduro con relación a lo que aplicó Chávez?

-Sí es una novedad. Ha habido dos cambios fundamentales en este proceso. Uno de los cambios arrancó con el plan Patria Segura, no solamente por la presencia de los militares, sino por una posición y un discurso de hacer cumplir la ley y de reforzar a las instituciones policiales. Vemos ahorita una militarización con el nombramiento de la Policía Nacional y de la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad (al frente de estas se designó a militares) . El segundo cambio es que se ha reconocido el problema.

-¿Es la pacificación, término usado por el Gobierno, el correcto para hablar del combate a la delincuencia?

-En el Observatorio Venezolano de la Violencia utilizamos en nuestro informe el término pacificación y el Gobierno no lo había utilizado. Nosotros decimos claramente que Venezuela necesita ser pacificada y eso significa el encuentro político, la cooperación, pero significa también el cumplimiento de la ley. La impunidad aumenta la violencia, la venganza privada aumenta la violencia, la acción extrajudicial de las policías aumenta la violencia. Para pacificar el país lo primero que hay que hacer es emular las vías pacíficas de resolución de conflictos y el cumplimiento de la norma y la ley. Por eso, cuando se dice que el plan de pacificación se va anunciar el 4 de febrero estamos entrando en una contradicción completa, porque ese día se celebra el quiebre de las reglas y normas de la institucionalidad democrática y el uso de la fuerza y las armas para alcanzar una meta. No puede hablarse de pacificación si no se habla de que va haber una acción efectiva contra el hampa, si no se plantea que se va a desarmar a todas las bandas y los colectivos armados. No es posible hablar de pacificación si no se vuelve eficiente el sistema de justicia y de castigo y se mantienen los niveles actuales de impunidad.

-En el Gobierno se ha planteado el tema policial, el papel de los medios, pero no han hecho mucho énfasis en la debilidad institucional.

-La debilidad institucional generalizada está en la base de esto y las instituciones son las reglas de juego, no son solo los organismos. El Poder Judicial y el Poder Ciudadano no tienen fuerza en su ejecutoria y no tienen legitimidad ante la población, su ineficiencia es muy grande. Igual sucede con la policía, se dice que a la policía hay darle más carros o más sueldos, eso hay que hacerlo, pero también hay que darle respaldo moral, como el de sus superiores que cuando tomen una medida puedan aplicarla, y el respaldo para que cuando detengan un delincuente luego sea castigado, porque si detienen el asesino y luego el tribunal lo suelta, entonces dicen “para qué lo voy a detener, me gano yo un enemigo y no pasa nada”. Hay que reforzar a la policía, al Ministerio Público y detrás de esto hay que reforzar el sentido de la norma y de la ley como elementos que regulan la vida en sociedad y nos permite vivir juntos sin matarnos.